viernes, 3 de enero de 2014

¿Nos darán las reformas el país que nos prometieron?

"Cambiar todo para que nada cambie" -Giuseppe Tomasi Di Lampedusa, escritor Las élites de los partidos políticos, la crema y nata de los poderes fácticos y de la clase política mexicana, en una sola carta le está apostando todo a las reformas estructurales que han aprobado. Y como en las apuestas se pierde o se gana, entonces habrá que esperar un tiempo, no sabemos cuánto, para saber los resultados. Muchos analistas locales y nacionales, junto con voceros del gobierno federal, así como algunos secretarios de Estado, nos aseguraban que el primero de enero del 2014, después de las 12 de la noche, llegaría la Virgen de Guadalupe, como lo apuntó Manuel Buendía, con miles y miles de millones de dólares para darle a México una solución científica y salir de nuestros problemas estructurales. Sin emabrgo, los que pensaron que los efectos se verían en un año, ya cambiaron de opinión, hoy se ven más sobrios, más fríos y más objetivos, aceptan que los primeros resultados los empezaremos a ver en 5 años y que quizá Enrique Peña Nieto los pueda ver cuando sea ex presidente de México. Los más optimistas creen que se llevaría hasta 20 años para ver el país que nos prometieron con las reformas. ¿Usted a cuál grupo pertenece?, ¿al de los optimistas o al de los pesimistas? ¿Por qué hasta ahora las reformas? Durante los más de 70 años del poder presidencial del PRI, nadie habló de reformas estructurales. Tuvo que llegar el PAN al poder para empezar a hablar de lo que hoy se ha aprobado, por eso gritan a los cuatro vientos que son sus reformas y que el mérito del PRI es haberla aprobado junto con ellos. Entonces, ¿quién chamaqueó a quién? No quiere decir, por supuesto, que durante la dictadura perfecta, como la definió en su momento Mario Vargas Llosa, no haya habido reformas, claro que sí, mencionaremos sólo dos: un intento de reforma política se dio con José López Portillo y al frente de ella estuvo el mítico ideólogo del PRI, Jesús Reyes Heroles, la otra, en la época de Carlos Salinas de Gortari, el famoso artículo 27° constitucional, que fue operado por el ex gobernador Maximiliano Silerio Esparza. En el asunto político, la intención de López Portillo fue darle voz a las minorías politicas y disidentes del sistema político mexicano. Entre ellos al Partido Comunista Mexicano y a la izquierda, porque ya desde los años de López Mateos, la muerte de Rubén Jaramillo puso en la mesa los problemas de los mexicanos y con Demetrio Valllejo la democracia sindical. Díaz Ordaz tuvo su Tlatelolco, el 2 de octubre que no se olvida, los estudiantes y la sociedad reclamban democracia y libertades políticas. Con Luis Echeverría la guerrilla fue la respuesta a la situación del país, las de Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas son las emblemáticas. Ya con López Portillo, termina la etapa guerrillera con la liga 23 de septiembre, y eso contó mucho para que el gobierno abriera los cauces democráticos que el país requería. Sí existen elementos para opinar y evaluar las reformas mencionadas, como sin duda lo sabrá en su momento para darnos cuenta si fueron exitosas o no las hoy aprobadas. El artículo 27° constitucional, con Carlos Salinas de Gortari se hizo con la intención de terminar con la propiedad social de las tierras ejidales y dárselas en propiedad privada a los ejidatarios, Salinas creyó que privatizando los ejidos seríamos agricultores de primer mundo. No fue así, lo único es que muchos campesinos vendieron y siguen vendiendo sus tierras, aparecieron compradores por todos lados y en especial empresas transnacionales, como las cerveceras, las productoras de comida chatarra, que son las que se han benficiado con esta reforma. El resultado es que hoy el campo está abandonado, usted lo puede ver con el tema del frijol, los coyotes lo compran a $5 o $6 y nosotros en los supermercados a $22, los productores le invierten a una hectárea $8,000, se los pagan a $6 el kilo, pierden $2,000, pero no tiene la culpa el indio, sino el que lo hizo compadre. Son los famosos acopiadores los que hacen negocios con el campo mexicano, son las mafias encabezadas por la central de abastos de Iztapalapa las que controlan el 70% de la producción alimentaria del país todos los días, desde tomates, cebollas, hortalizas, aguacate, chile, naranjas, manzanas, etc., por eso muchos productores se preguntan: ¿será la solución la reforma para el campo anunciada por Peña Nieto? Ya lo veremos. Por lo pronto, los acopiadores pusieron de rodillas al gobierno federal, salvo que los campesinos y los productores opinen distinto. Todos deseamos que a partir del 2014 México comience a ser otro. Menos pobres, menos pobreza, menos corrupción, más empleos, que podamos caminar por nuestras calles de día o de noche sin temor. Y que las reformas a las que se les apostó todo no resulten ser como la reforma político- electoral, que desde el 2007 hasta el día de hoy sólo han sido buenas intenciones, pura forma y nada de fondo. Hay que apostarle al cambio, pero no para que todo siga igual o peor.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.