Los artículos de Álvaro Sanjuán son publicados los viernes y domingos en El Sol de Durango
viernes, 17 de enero de 2014
Juan Gelman en la tierra de Villa y los Revueltas
“Y menos ahora, cuando el neoliberalismo imperante ensancha impune la brecha entre ricos y pobres y la miseria es el único plato que a millones de latinoamericanos se les sirve cada día"
-Juan Gelman, escritor
En dos años, tuvimos en Durango la presencia de dos figuras de las letras universales: en 2013, al poeta sueco Lasse Söderberg, candidato al premio Nobel de Literatura, y en 2012 al argentino Juan Gelman, otro poeta, como bien apunta el escritor duranguense José Ángel Leyva, le quedaron a deber el premio Nobel, lo mismo que a Jorge Luis Borges, ¿será porque Televisa nunca los apoyó? Para que vinieran a Durango, mucho contó la cercanía y la amistad de ellos con el editor y poeta José Ángel Leyva, sin dejar a un lado a la Sociedad de Escritores, que en aquellos tiempos era dirigida por Socorro Soto Alanís, quien se encargó de la organización para la presentación de los dos poetas, la de Juan Gelman, en el marco del Festival Revueltas 2012, donde presentó su obra Animales del Azar, y Lasse Söderberg, en el encuentro internacional de escritores José Revueltas 450, que organizó el IMAC cuando Jesús Alvarado era su director y que, por cierto, fue calificado como el evento cultural del 2013.
Hablar de Juan Gelman, un hombre tan sencillo, y eso que era argentino, un poeta que apenas cabía en el mundo, de tan enorme que era, fue y será no es cosa sencilla. Escucharlo otra vez hablar a través del tiempo y los recuerdos, es como oír el grito del silencio. Sus palabras, como cascadas, que al caer se convertían en gotas, simulando susurros que se podían agarrar con las manos para llevarlos dentro del alma como sueños. Platicar con el poeta argentino era un privilegio, porque sus palabras se convertían en miles, ojalá que un día nos lo cuente Luis Ángel Martínez Diez, cuando hace 20 años viajó con Gelman a la selva chiapaneca para saludar y acompañar al sub comandante Marcos, a la otra Aguascalientes, a la otra convención en 1994. Por eso, la poesía en castellano, como Gelman decía, ya no será la misma. Pocos como él, comprometido con los pobres y humillados del mundo. Como Pablo Neruda en Chile, Gelman en Argentina luchó en contra de la dictadura de los militares, Neruda se murió de tristeza por el golpe
militar y Gelman, por oponerse a Videla, perdió a su hijo Marcelo y a su nuera Claudia.
Del silencio de sus pasos, compañeros de su dulce mirada, dulzura que reflejaba por haber encontrado después de muchos años a su nieta, Macarena, a la que le escribió una carta sin conocerla y sin saber dónde estaba. Pero también se le notaba al poeta la tristeza por su patria, por los miles de muertos y los torturados víctimas de la dictadura. Su orgullo callado por haberla combatido dentro y fuera de Argentina, el orgullo de un poeta al que no lo venció el miedo de las botas de los militares que tomaron el poder, que brindaban por las noches celebrando por la sangre derramada de argentinas y argentinos que murieron para que sus hijos, en el futuro, tuvieran libertad y vida. El poeta Gelman, ahora que se fue, nos recuerda que no hay que perder la memoria para no hacernos cómplices del olvido, nos decía que no hay que darle vuelta a la hoja, y menos cuando "las heridas no están cerradas", y tenía razón, eso es hoy donde el hambre es también en América Latina una herida, la que el define como "un genocidio más lento que los hornos, pero no menos brutal"
Qué alegría que Gelman escogió a México para pasar los últimos años de su vida. Y gracias, poeta, por los días que le regalaste a Durango en el museo Ceniceros y en el teatro Ricardo Castro. A nuestra patria "la eligió para vivir y para morir". Nació poeta, a los ocho años compuso su primer poema, tal vez por eso un día escribió: "Un día de mayo moriré/ decirlo me limpia de morir/ tan enmayado, tan error y el peso/ de amar el envés de la vida/ siempre seré lo que seré/ centro de un niño en un cuarto sin luz". Tal vez a Gelman le hubiera gustado morirse en el mes de mayo, pero uno no puede escoger la hora, el día y el mes en que habremos de morir
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Seguidores
Datos personales

- Álvaro Sanjuán
- Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario