Los artículos de Álvaro Sanjuán son publicados los viernes y domingos en El Sol de Durango
domingo, 10 de noviembre de 2013
Aprobadas las reformas de EPN, desaparecerá el pacto por México
“ ’Malaya’ quién dijo miedo, si para morir nací”
-Canción popular
“Haiga como haiga sido”, el pacto por México, antes de nacer, fue la crónica de una muerte anunciada. Si muchos pensaron que dicho pacto sería la parte medular del sexenio de Enrique Peña Nieto, fueron chamaqueados por el PRI, ¿o por los del grupo Atlacomulco? Ni modo, en política no hay amigos, sólo existen negocios. También tenemos que decirlo: el pacto por México nació lleno de buenas intenciones, muchos afirmaban que el pacto se había tardado, pero que nunca era tarde para empezar, que por fin los tres partidos más importantes de México harían los acuerdos para sacar adelante los problemas estructurales que vive el país. Otros más sensatos le dieron al pacto el beneficio de la duda, y parece ser que tenían la razón: el pacto sólo ha reflejado los intereses de las élites de los partidos políticos y del poder, ¿y el pueblo? bien, gracias. En el caso del PRI, le interesa particularmente la reforma energética, las razones todos las sabemos, son los multimillonarios negocios en dólares lo que hay detrás de esta reforma, en los cuales sólo tienen oportunidad de invertir personajes como Carlos Slim, esperamos que no nos vayan a salir con que los mexicanos podemos ser accionistas de PEMEX, como la broma panista que un día nos hizo Felipe Calderón: que con sólo 100 pesos nos convertiríamos en magnates petroleros, pero tampoco los del PAN cantan mal las rancheras, también tienen puestos los ojos en la reforma energética, la causa puede ser lo que un día declaró a los medios Gustavo Madero de que su partido sólo veía por los intereses de la nación y no de los del PAN. Los acusamos de que fueron un fracaso en los 12 años que tuvieron el poder, pero no de tontos. En este momento, lo que separa al PRI del PAN es la reforma electoral, ya que hablamos del tema, por increíble que parezca, está surgiendo, si no una rebelión priísta, sí un desacuerdo con Enrique Peña Nieto por varios gobernadores de ese partido debido a que podría aprobarse, en su momento, dicha reforma y como declaró a los medios el pasado viernes Rodolfo Dorador: “quiero ver cuáles gobernadores le dicen que no a Peña Nieto”, ¿quién le entrará a la rifa del tigre?
Ni hablar del “peluquín”, o sea el PRD de los chuchos, que cada día se parece más a Vicente Lombardo Toledano que a Heberto Castillo, son el comodín de la baraja de las reformas. A los íconos de la “izquierda moderna” los arreglan en lo oscurito, porque lo que dice su vocero oficial, Cuauhtémoc Cárdenas de que no se reformen los artículos 27° y 28° de la Constitución, sería como pedirle al PRI que le concedan a los panistas la segunda vuelta presidencial en la reforma electoral. No sabemos qué tan aventurado sería comentar que, en los hechos, el PRD ya está fuera del pacto por México y que sólo quedan el PAN y el PRI, sólo faltan por aprobar dos reformas y los acuerdos finales serán entre el tri color y las palomitas blancas vestidas de azul, al menos así lo adelantó The Wall Street Journal. Para ver este desenlace ya queda muy poco tiempo, de lo contrario, a Peña Nieto podría pasarle lo que decía José Alfredo Jiménez: “una amarga navidad”. ¿Hay riesgo de que las reformas electoral y energética se vayan hasta abril de 2014? En la mesa, parece que no, en los hechos, no sabemos. Si los priístas se dividen por la reforma electoral y los panistas por la hacendaria y la energética, ¿qué pasaría?
De lo que no dudamos es de que el Pacto por México, más pronto que tarde, pasará a mejor vida. ¿Por qué? En primer lugar, los militantes de los partidos PAN, PRI y PRD no fueron consultados, los acuerdos los tomaron sus respectivos presidentes con el gobierno federal, segundo, no se hizo pensando en la nación, se construyó para ser utilizado con fines políticos y económicos y beneficiar a las cúpulas partidistas, a los poderes fácticos y a las transnacionales. Pero, siendo sinceros, Enrique Peña Nieto no tiene la culpa, sino el que lo hizo compadre. Para usted quién fue, ¿el PAN o el PRD?, ¿A esto se le puede llamar amores perros o amores que matan?
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- Álvaro Sanjuán
- Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.
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