Por lo pronto, el adversario a vencer en la carrera por la presidencia de la república es Andrés Manuel López Obrador. El PRI y el PAN saben que la elección de 2018 será muy distinta a la de 2006 y 2012, donde estuvo el fantasma del fraude. En 2006, entre Felipe Calderón y López Obrador la diferencia fue tan solo de 250 mil votos, cantidad con la que se puede hacer un fraude, de eso no tenga usted la menor duda. En 2012, entre Enrique Peña Nieto y AMLO hubo una distancia de 3 millones de votos, y usted podría pensar: ¿entonces no hubo fraude? Por supuesto que sí, porque existen muchas maneras para realizarlo. ¿Se acuerda del “Monexgate” y “Sorianagate”?, ¿o de las recientes elecciones en el Estado de México? Como dice la canción, con dinero se compra y se paga o el refrán popular que dice “con dinero baila el perro”. Para eso se utilizan nuestros impuestos, con ello los partidos políticos cometen fraude, porque comprar el voto y la dignidad de las personas que tienen hambre es de lo más perverso.
Pero en este 2018 las cosas podrían ser diferentes, no hay que olvidar que en 2000 Vicente Fox ganó las elecciones, ¿la razón?: la gente salió a votar. En 2016, aquí en Durango el día de la jornada electoral la gente votó de manera masiva y Aispuro, encabezando el hartazgo de la sociedad, derrotó al abstencionismo y a su expartido. Así ha sucedido siempre, cuando la gente sale a votar pierde el PRI. Hoy, el PRD, PAN, PRI y sus partidos paleros, tendrán que pedirle un milagro al Santo Niño de Atocha para ganarle al tabasqueño, solo que en política no hay milagros. La esperanza de estos partidos es que Andrés Manuel se venga abajo en las encuestas, le apuestan a
que ya llegó a su tope y que, como siempre, bajará en estas. Por supuesto que ahora es diferente, todos los días le prenden veladoras a San Judas Tadeo, por si las dudas. Si de aquí a la primera semana de mayo AMLO no baja en las preferencias electorales o las aumenta, que Dios agarre confesados a los partidos que al final tendrán que juntarse para intentar detener al candidato de MORENA. Los del PRI, si Meade no despega, muchos votarán por Andrés Manuel y algunos por el PAN, se podría cumplir aquello de que solo el PRI puede derrotar al PRI.
Pero el asunto del tabasqueño no solo son las encuestas, lo es también la percepción social. La sociedad está harta del sexenio peñista, es el presidente más descalificado de los últimos tiempos, ha habido más violencia, inseguridad y muertos que en el sexenio de Felipe Calderón. Los aumentos a la gasolina, el diésel, energía eléctrica, inflación casi al 7%, entre otras cosas, los mexicanos se la podrían cobrar el primer domingo de julio. Pero también la sociedad mexicana está decepcionada del PAN, se les dieron dos sexenios para gobernar este país, o no quisieron o no pudieron. Fox terminó convirtiéndose en vocero de Meade y del PRI, Felipe Calderón, queriendo llevar a su esposa Margarita Zavala a Los Pinos y él queriendo convertirse en el “primer caballero” del país y presidente nacional del DIF. Los mexicanos perdonan, pero no olvidan, son nobles, pero no tontos, sufrimos por muchas razones, pero no quiere decir que seamos masoquistas. Hasta el día de hoy existe una realidad: la figura de Andrés Manuel López Obrador sigue creciendo, independientemente de las encuestas, esas son otra historia.
Otra cosa que está sucediendo es que la guerra sucia esta vez no va a funcionar como en otras ocasiones, y eso les debe preocupar a sus adversarios que la utilizan. A la distancia, la gente ya se dio cuenta de que López Obrador no fue ni es un peligro para México, en cambio, otros sí. Otro indicador que se puede tomar de por qué podría ganar AMLO son los militantes de todos los partidos políticos que se están yendo con él, convencidos de que la tercera es la vencida. Existe la posibilidad de que sus adversarios amanezcan cantando el dos de julio “MORENA, la causa fuiste de mi triste desventura”
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