De Celso Piña al Réquiem de Mozart
ÁLVARO SANJUÁN
“En los Estados totalitarios o fascistas solo existe una cultura: la de ellos”
-Anónimo
En uno de los ensayos de Carlos Monsiváis se puede leer su definición de la cultura en nuestro país. Distinguió entre cultura oficial o nacionalista y nacional. A la primera la definió como la oficial, la que nos da el Estado a través de sus 3 órdenes de gobierno para imponerla al pueblo. A la segunda, la nacional, como aquella en la que estamos inmersos todos, y cada una de las manifestaciones que tenemos en nuestro país. Desde una Fanny Anitúa hasta un José Alfredo Jiménez, o un Tomás Méndez Sosa, el compositor de Cucurrucucú Paloma, y no se diga de Consuelito Velázquez, que compuso la canción Bésame Mucho, la que le grabaron los Beatles y que fue la única que no fue de la autoría del Cuarteto de Liverpool. Y si aquí en Durango nacieron Silvestre Revueltas, Ricardo Castro, Alberto M. Alvarado, no hay que olvidar a Adolfo Salas, el autor de Señora Bonita, esa es la cultura a la que se refirió hace unos días la directora del ICED, Socorro Soto Alanís. El presidente ciudadano es un político inteligente, sabe que en México se gobierna y se litiga en los medios, y él es un experto. En la rueda de prensa en la que anunció el Festival Internacional Ricardo Castro, declaró a los medios que sería el más famoso de México, y que después de celebrado el Festival, Durango se convertiría en la capital cultural del país. Le agregó que a dicho festival acudirían miles de turistas y que por fin la historia cultural de Durango se estaba escribiendo. Pero ahora ya se dio cuenta que Durango no es Salzburgo, la ciudad en donde hay festivales culturales todo el año, eso usted lo puede checar en el internet. En días recientes declaró a los medios que cambiar duele, si se refiere a la alternancia, claro que nos ha dolido, porque ya se comienza a decir que estábamos mejor cuando estábamos peor. Cuando se nos comentó que el Festival Ricardo Castro sería el parteaguas de la cultura en Durango, y no fue así, se vale dar reversa para explicarnos que Roma no se hizo en un día y que el Festival de Cine de Guadalajara tardó 32 años para ser exitoso… ¡haberlo dicho antes! A la sociedad duranguense se nos dijo a través de los medios impresos y electrónicos, que sería, sin duda, el Festival del Siglo XXI, ¿usted les cree? Nosotros tampoco.
Por lo pronto, los miles de turistas que se esperaban para el Ricardo Castro no llegaron, pero ese problema lo resolvió de manera magistral el regidor Carlos Segovia: en declaraciones que hizo a los medios puntualizó que el turismo no era responsabilidad del Festival, que ese asunto le correspondía al Secretario de Turismo del Estado y a los hoteleros, así que el director del IMAC ya tiene otro más que lo defiende: para eso son los amigos. Pero una política cultural del Municipio no es motivo para justificar el fracaso del Ricardo Castro. Asistimos a algunos eventos del Festival y no pudimos evitar compararlo con la apertura de un Festival Revueltas, donde a la IV Centenario han asistido más de 10 mil personas cuando se inaugura. A la apertura del Ricardo Castro asistieron 1200 personas, y antes de finalizar el concierto solo quedaban los de la Zona VIP y miles de sillas vacías fueron testigos del desaire que se le hizo a la apertura del Festival. Todos sabemos, aunque Claudio Noriega nos califique de ignorantes, que si hubieran traído a la IV Centenario a Plácido Domingo o a Andrea Bocelli, la Plaza se hubiera llenado de miles de “ignorantes”, porque todos sabemos quiénes son Plácido y Bocelli, y no estamos obligados a conocer a los amigos que Claudio tiene en Salzburgo, aun si fueran los mejores del mundo.
El orden de gobierno que sea no tiene por qué imponernos su cultura oficial o sus gustos personales, y menos cuando lo hacen con nuestros impuestos. Nos da gusto que tengamos como director del IMAC a un pianista de clase mundial y que llegó a los más grandes escenarios europeos como ejecutante de piano, esto porque tuvo la suerte de ser apoyado en su momento cuando fue gobernador del estado Héctor MayagoitiaDomínguez y su distinguida esposa; y el cielo le mandó a una mecenas como la señora Carmen Romano de López Portillo, la que lo llevó por distintos puntos del país, de América y del mundo, ya que él y su hermana la cautivaron con su talento. Pero su éxito mundial no le da derecho de ser el dictador de la cultura municipal, queremos a un director de cultura del municipio. ElTeatro Ricardo Castro no es la Volksoper, lacasa de Ópera de Viena, aquí no nacieron Mozart o Joseph Haydn. En Durango hay públicos para todas las expresiones de la cultura, no somos, como nos quieren hacer creer, “la nacolandia norteña”, pero tampoco creemos que en el futuro nos llamen “los melómanos del norte”. Es preferible una cultura para todos los gustos, donde todos estemos representados, a una cultura elitista, es decir, la cultura del club de Toby.
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