El PRI no está muerto, anda de parranda

“En el ejercicio de la política hay que aprender a lavarse las manos con agua sucia”

-Jesús Reyes Heroles

Como dijo el clásico: lo que la presidenta de Gómez Palacio quiso decir es que el PRI no estaba muerto, andaba de parranda. Tal parece que en el PRI estatal “ya se fueron las flores de mayo y llegaron las flores de enero”. Traducido al lenguaje de la política local, significaría: “me quitarán los caminos, ¿pero las veredas cuándo?” Las nuevas generaciones del PRI-las de los últimos 12 años-, el 14 de diciembre de 2003 le cerraron las puertas a su padre para ser el candidato del partido a gobernador y ahora, en este 2016, a Leticia Herrera Ale le hicieron lo mismo. No se sorprenda usted si un día de estos la también senadora con licencia parafrasea al último presidente de la Revolución, José López Portillo: ya nos cerraron las puertas una vez, no nos las volverán a cerrar. Una vez dijo Carlos Hank González que “un político pobre es un pobre político”. Así las cosas: la presidenta de Gómez Palacio puede ser muchas cosas, menos una política pobre. A alguien alguna vez se le escuchó decir que las campañas se ganan con dinero, dinero y más dinero. Bueno, ya vemos que también hay excepciones. Si este fuera el caso, Clemente Mujica sería el próximo presidente del PRI. Si el tema fuera el dinero, el problema del PRI ya estaría resuelto, pero da la casualidad de que tal vez ello no resuelva el problema político. Entrando el año, aunque no se puede descartar una sorpresa, saldrá humo blanco del edificio que está por el bulevar Domingo Arrieta. Doña Leticia ya se convenció de que en la capital del estado se ganan o se pierden las elecciones, y no como erróneamente se cree, que es

en Gómez Palacio. Al menos así quedó demostrado en la pasada elección para gobernador. Ni de chiste los tricolores piensan ponerle en bandeja de plata la presidencia del PRI estatal y la joya de la corona Lety Herrera. En corto, los priístas comentan que se puede quedar con Comala… perdón, con la Laguna, pero no con la perla del Guadiana. Es decir, la sede del PRI se quedará en donde está y no formará parte de la Fundación Chilchota.

¿Qué hay atrás de la orfandad priísta? En primer lugar, 2018 y en seguida 2022. Esa es una de las razones por la que los grupos no pueden llegar a acuerdos. Y ahora, como ya probaron la libertad y les gustó, la caballada del tricolor nada en busca del tiempo perdido. Los priístas que buscarán ser senadores de la República en 2018 son: Rubén Escajeda Jiménez, Ricardo Fidel Pacheco Rodríguez, Rocío Rebollo, Óscar García Barrón y Luis Enrique Benítez Ojeda. Algunos de ellos hasta podrían repetir como diputados federales. En este momento a la única que vemos rumbo a 2022 es a la actual presidenta municipal de Gómez Palacio, y el encargado de abrir camino es Jorge Clemente Mojica, quien podría poner su gota de ayuda para tenderle desde Gómez Palacio la alfombra roja a su jefa. Los tricolores locales tienen muy poco tiempo para tomar acuerdos. En el mes de octubre del próximo año comienza el año electoral para las elecciones intermedias de 2018. Y si se siguen peleando por lo que les quedó de partido sin mirar al futuro, llegarán a las próximas elecciones con una mano atrás y otra adelante y podrían terminar con el siguiente dilema: o los intereses de los grupos o los intereses del partido.

Echar al camión de la basura 87 años de historia y de gobiernos del PRI, ni Obama lo haría. Bien lo dijo hace unos días Leticia Herrera en la sede del PRI: “el PRI no está muerto” … pero se puede morir y no por una derrota, sino porque no pueden llegar a los acuerdos. Al final, los tricolores tendrán que decidirse por Óscar García Barrón o Enrique Benítez. Usted ya los conoce, los dos con estilos muy diferentes, pero ambos con muchas millas recorridas en la profesión de la política. En eso le llevan mucha ventaja al candidato de la lagunera. Por cierto, ¿quién será la próxima Secretaria General del PRI? Solo se habla de los caballeros, ¿y las mujeres? Recuerden lo que dijo el compositor de Huetamo, Michoacán, Martín Urieta: “mujeres, oh, mujeres tan divinas, no queda otro camino que adorarlas”.