Los artículos de Álvaro Sanjuán son publicados los viernes y domingos en El Sol de Durango
viernes, 16 de enero de 2015
¿Pasará en el Senado la iniciativa de José Rosas Aispuro?
No hace mucho, el senador José Rosas Aispuro Torres envió al Senado de la República una iniciativa para reformar el artículo 76, fracción V de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Fracción que establece cuándo se ha de declarar que han desaparecido todos los poderes de un estado; que, llegado el caso, nombrarle un gobernador provisional, quien convocará a elecciones conforme a las leyes constitucionales del mismo. El nombramiento del gobernador se hará por el Senado, a propuesta en terna del presidente de la república y que esta designación regirá siempre que las constituciones de los estados no prevean el caso. Todo surge a raíz de los acontecimientos de Ayotzinapa, que culminaron con la renuncia del gobernador Ángel Rivero y otros distinguidos miembros de su gabinete. Antes de este acontecimiento, el PAN, a través de su actual presidente Ricardo Anaya, pidió la desaparición de poderes de aquel estado por la gravedad de los acontecimientos y la desaparición de 43 alumnos de la escuela normal de Ayotzinapa.
Al final todos sabemos lo que pasó: solo tuvo que renunciar el gobernador, y dicha renuncia se llevó a cabo en el Congreso del estado de Guerrero y con el nombramiento de un nuevo gobernador. Pero no como quería el PAN, la desaparición de los tres poderes. En los tiempos dorados del PRI, la desaparición de poderes en los estados era común: desde el centro del país, bastaba la orden del presidente en turno para que, en automático, así sucediera. Aquí en Durango la historia política registra el caso de Enrique Dupré Ceniceros, siendo presidente de la república Gustavo Díaz Ordaz, le cobró la factura por el solo hecho de que Díaz Ordaz no fue el gallo de Dupré Ceniceros para la presidencia de la República en aquellos años. Con el transcurso de los años, el PRI fue refinando sus métodos para que ya no se dijera que esto se hacía por motivos políticos. El que le dio en el clavo para que fuera la misma gata, nomás que revolcada, fue Carlos Salinas de Gortari con las famosas “concertasesiones” que inauguran con Ramón Aguirre. Ya siendo virtual gobernador de Guanajuato, derivado del asunto Fox, Francisco Medina Palencia termina como gobernador y Fox Quesada con el tiempo se convirtió en el presidente de México. Así es como se pagó el fraude del ’88: por el pacto entre Diego Fernández de Cevallos y Carlos Salinas.
Otros dos ejemplos nos hacen pensar que los priístas fueron la inspiración para la novela El Gatopardo, de Giuseppe Di Lampedusa, donde platea que todo cambia para que todo siga igual. Los ejemplos de referencia son: En Baja California sacrificaron a Margarita Ortega para que Ernesto Ruffo Appel se convirtiera en el primer panista en gobernar ese estado. Y no hay que olvidar a Francisco Barrios en Chihuahua. Pero ahora, el PRI, al cual le sobra imaginación, manda comisionados para gobernar. La iniciativa en materia de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto plantea, entre otras cosas, la desaparición de los ayuntamientos cuando se compruebe que estos han sido infiltrados por el crimen organizado (a grado tal que en ocasiones son cogobierno), por vía de mientras, serían los altos mandos de la policía quienes gobiernen en los municipios donde desaparezcan los ayuntamientos. No sabemos dónde podría quedar el artículo 115 de la Constitución Política, que habla de la soberanía de los municipios. Ignoramos si en su momento habrá acciones de inconstitucionalidad por una posible violación a la soberanía municipal. Si la iniciativa de Peña Nieto va enfocada a los municipios, la del senador José Rosas Aispuro se va a los estados, de acuerdo a lo que declaró hace poco tiempo a los medios, donde incluye a los gobernadores y funcionarios de gabinete. La reforma que propone Rosas Aispuro al artículo 76 de la Constitución, fracción V, incluye la posibilidad de declarar la desaparición de poderes cuando hubiera elementos suficientes y se comprobara conforme a la ley, para quitarle toda sospecha de un acto o venganza política, todo sería de carácter estrictamente jurídico: cuando algún gobernador o miembro de su gabinete tuviera responsabilidad por estar infiltrados o en complicidad con personas que realizan conductas ilícitas, llámense caballeros templarios o guerreros unidos. Habrá que estar pendientes de la iniciativa del presidente Peña Nieto y de la de José Rosas Aispuro, las dos interesantes y polémicas porque se trata de la soberanía de los municipios y la soberanía de los estados.
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- Álvaro Sanjuán
- Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.
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