viernes, 18 de abril de 2014

Tan cerca de Cristo y tan lejos de su ejemplo

En ocasiones, los protagonistas más importantes de la historia de la humanidad están más allá de las ideas filosóficas, de la religión, la ciencia o la fe. Se puede o no creer en ellos, se puede incluso poner en duda que existieron, lo que no podemos e negar la huella enorme que han dejado, a tal grado que marcan un antes y un después, como es el caso de Jesús de Nazaret. En México, la religión católica, hasta el día de hoy, es la que aceptan la mayoría de los mexicanos, a pesar de que otras religiones están creciendo entre la sociedad, lo que representa un reto para la jerarquía católica, que mucho necesita verse en el espejo del Papa Francisco, el que públicamente ha aceptado las crisis derivadas de la conducta de muchos de sus sacerdotes que han puesto a prueba la fe de millones de católicos en el mundo.
La semana mayor, que culmina con la crucifixión de Cristo y, posteriormente, su resurrección, año con año, sin duda conmueve a la mayor parte de la humanidad. Ver en vivo el viacrucis de Jesús, representado desde hace muchos años en Iztapalapa, es, sin duda, recordar el ejemplo de un hombre que cumplió su destino para salvar al resto de los hombres y, por supuesto, a las mujeres. Jesús murió en la cruz para salvarnos de muchas cosas, una de las preguntas al día de hoy, entre muchas otras, sería: ¿Logró salvarnos y nosotros hemos seguido su ejemplo? No podemos evitar recordar que incluso muchos políticos ponen, en cuanta ocasión se presenta, a Cristo como ejemplo, la razón: que Jesús siempre vivió, luchó, defendió y murió por los pobres del momento histórico que le tocó vivir. Y como nuestros políticos tienen ya varios siglos queriendo acabar con la pobreza y los pobres de nuestro país, no tienen empacho en afirmar que Cristo fue político como ellos, lo único que lamentan es que hace más de 2000 años no existieran el PAN, PRD, PRI y los partidos paleros que los acompañan en los procesos electorales.
Nada más alejado de la realidad que lo que piensan los políticos: Lo que sabemos de Jesús de Nazaret es que nunca pretendió derrotar al imperio romano para ser el emperador de Roma, para que todo cambiara y todo siguiera igual. Jesús nunca ambicionó el poder para gobernar un reino en la Tierra, porque el mismo lo dijo: Mi reino no es de este mundo. Jesús en la Magdalena defendió a todas las mujeres, de las que hoy un ilustre dirigente de un partido político en el Distrito Federal se aprovecha, y de su pobreza también, para hacer una red de prostitución. Jesús de Nazaret amó a todos: a los ricos, a los pobres, a los desvalidos, a los enfermos, porque no era capaz de odiar. Aunque muchos no lo merecían, incluyendo a aquellos que lo crucificaron, perdonó todo, puso la otra mejilla sabiendo que Judas lo iba a traicionar no hizo nada para evitarlo, Judas disfrutó unas horas sus monedas y se ahorcó tal vez con la esperanza de ser salvado. Quizá nosotros , sin mala fe de por medio, estamos todos los días cerca de Cristo, el problema es, como ya se apuntó, que cada día nos alejamos de su ejemplo con la idea de que, como quiera, nos salvaremos y seremos perdonados. ¿Y si no fuera así?
El hombre tiene que seguir buscando las respuestas de lo que hace en la historia. No se trata sólo de decir, por ejemplo, que si el General Villa era un bandolero o un revolucionario o que si Sor Juana no vivió en el mundo de los hombres, donde quería estar. No se trata del idealismo de Platón o del materialismo dialéctico de Marx. Se trata de entender que han existido personajes más allá de lo que creemos o pensamos. No existe la Semana Santa sólo para irnos a las playas, existe también como la gran referencia de la reflexión de un hombre que murió por sus ideas pensando en salvar a la humanidad.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.