Los artículos de Álvaro Sanjuán son publicados los viernes y domingos en El Sol de Durango
viernes, 26 de julio de 2013
En política, no todo lo que está bien es correcto
“Sería necesario que nos olvidáramos un poco de nosotros mismos. Esto daría a los diputados y a los partidos un poco de esa modestia que caracteriza a las buenas y verdaderas democracias”
-Albert Camus, escritor y periodista
Conforme pasen los días y las semanas, seguirán saliendo a la luz pública datos y elementos para el análisis de las elecciones del 7 de julio pasado. Porque no se trata de que ganó Pedro y perdió Juan, o de darle vuelta a la hoja con el argumento de que aquí no pasó nada y que el 7 de julio fue una fiesta de la democracia. La primera consecuencia es: por un lado, la felicidad de los que, “haiga como haiga sido”, ganaron una diputación o una presidencia municipal y la tristeza de los que perdieron, como diría Martín Urieta: “respiran por la herida”. No es así de sencillo. De los tres poderes, sin duda, el más importante es el poder legislativo, al que lo integran los diputados, son ellos, en los hechos, quienes nos representan, lo mismo a la voluntad popular, al menos hasta que cambie el sistema de representación por uno de participación. Cuando llegue ese día, nuestros diputados tendrán que pensarlo dos veces antes de levantar la mano para aprobar una iniciativa, y no como ahora sucede, que creen que les dimos un cheque en blanco.
Hablando de diputados. La forma en la que el PRI, en los hechos, cuentan con 25 curules de las 30 de las que se compone la próxima legislatura, es, hoy por hoy, la manzana de la discordia. Nadie puede culpar al tri color de que está fuera de la ley, y de que dentro del marco legal tenga 12 diputados de mayoría y 5 por la vía pluri.
Los priístas, conocedores de las lagunas legales que tiene la actual ley electoral, le sacaron la vuelta, y con la mano en la cintura se hicieron de otros cinco diputados, porque la ley lo permite, como lo son las famosas coaliciones parciales. Esto significa que a la hora de votar una iniciativa, serán 25 votos a favor y tres en contra, porque es muy posible que los diputados del PRD y de MC se unan a la mayoría del PRI, sin embargo, esto tendría una gran ventaja: se podrán ahorrar el trabajo de las comisiones para que, vengan como vengan, las iniciativas, sean aprobadas sin quitarles un punto o una coma. Siendo honestos, ¿Qué podrán hacer Juan Quiñones Ruiz, Ricardo del Rivero y Trini Cardiel en contra de la maquinaria, la que Luis Ángel Martínez Diez definió en un artículo reciente como “implacable e indestructible”? Ya adivinó: Nada. Quizás seamos, en el futuro, mudos testigos en el Congreso de la lucha entre David y Goliath, sólo que en la Biblia David sí vence al gigante y en el pleno lo único que veremos es que los tres diputados antes mencionados, le harán lo que el aire a Juárez. En este contexto la pregunta es, otra vez; ¿Lo legal es necesariamente legítimo? Por supuesto que no. En Durango, tenemos tres “partidos” políticos que nos cuestan mucho dinero de nuestros impuestos: Partido Verde Ecologista de México, Partido Duranguense y PANAL. Estos partidos, como dice el refrán, juegan mal, pero se acomodan, claro, por la vía legal. Las palabras ética, moral y legitimidad, no existen en sus declaraciones de principios, al final, todo se lo deben a su manager, que es el PRI. Es inefable lo que siente la sociedad cuando, de acuerdo a los resultados oficiales, se entera de que sólo bastan 2700 votos para que el Partido Duranguense tenga 2 diputados, el Partido Verde Ecologista, con cinco mil, otros dos y el PANAL, con 2600, lo mismo. En contraste, al partido Acción Nacional, con 163 mil votos que
obtuvo, sólo le alcanzó para 2 diputados. Sea usted el mejor juez y opine al respecto. Muchos dirán: ¡Esto no es posible! Sin embargo, lo es. Tenemos una ley electoral que permite esto y más, estamos a punto de tener la Constitución más avanzada del siglo XXI, pero es posible, también, que tengamos una ley electoral del siglo XIX. Si las cosas no cambian, como así parece, es muy seguro que, en Durango, el PRI, cumpla 100 años en el poder, a no ser que el partido más caro y más fuerte que tenemos, el abstencionismo, se decida de vez, un día, a participar, en serio, en la fiesta de la
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- Álvaro Sanjuán
- Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.
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