domingo, 12 de mayo de 2013

Reforma a la Ley de Cultura: ¿Y la comunidad cultural?

“Aquí todo es otra cosa, creándose un mundo de apariencias que ocultaban la realidad, poniendo muchas verdades en entredicho” -Alejo Carpentier, escritor Si usted contrata un abogado para que le lleve algún asunto legal, siempre le pide que le dé un poder simple para representarlo en pleitos y cobranzas. Pero el abogado siempre le consulta lo que va a hacer y la decisión la toma usted. En el caso de los diputados, nosotros los elegimos para que nos representen, el asunto se torna delicado porque, en los hechos, quienes nos representan jamás se toman la molestia de escuchar opiniones. Ni siquiera cuando se tratan asuntos en el Congreso, que pueden beneficiar o perjudicar a la sociedad o a buena parte de ella. Sin importar que existan los instrumentos legales, como lo es el artículo 130° de la Constitución Política del estado de Durango, donde existen las figuras del referéndum y el plebiscito. La diputada Elia María Morelos Favela acaba de enviar una iniciativa con proyecto que contiene “Reformas y aplicaciones a diversos artículos de la Ley de Cultura para el estado de Durango”. Además, la diputada Morelos Favela es la presidenta de la Comisión de Cultura del Congreso. No nos explicamos por qué no invitó para que opinaran, sobre esta iniciativa, a figuras de la comunidad cultural, como son, por ejemplo, Ricardo Cárdenas, Fernando Andrade Cancino, José de la O Holguín, Óscar Jiménez, Gerardo Campillo o a Everardo Ramírez Puente, por mencionar sólo a algunos, todos ellos con trayectoria relevante y conocimiento de los problemas de la cultura local. No sería la primera vez que las opiniones de las destacadas figuras de la comunidad artística no son tomadas en cuenta para tratar un asunto como lo es nuestra cultura. Si no fuera por los medios de comunicación, ni siquiera nos enteraríamos de lo que sucede al interior del Congreso, ya que los diputados se dedican a tratar todo en las famosas comisiones, de ahí se van al pleno, son sometidas a votación y, como en el Congreso del estado funciona a las mil maravillas la democracia mayoritaria, todo se aprueba, se publica en el Diario Oficial y golpe dado, ni Dios lo quita. La reforma tiene artículos interesantes, como el 101°, donde establece que el director del Instituto será designado y removido libremente por el ejecutivo del estado. Eso nos parece lo correcto. Donde se empieza a hacer bolas el engrudo es cuando el mismo artículo menciona: “El director debe de tener una trayectoria cultural relevante, a través de publicaciones o ejecuciones de reconocido mérito académico”. También propone que el director “Tenga, al menos, grado de Licenciatura”. Ahí está el detalle, diría Cantinflas. Supongamos que alguien tenga una trayectoria cultural relevante, ya sea local, nacional y hasta internacional, con reconocimientos y premios ganados por su obra, y que, además, tenga un profundo conocimiento de los problemas culturales y tuviese también un proyecto de políticas públicas de cultura, ¡pero no tiene un título! Cabe aclarar que no es lo mismo un Instituto de Cultura que una institución de educación pública o privada. En la FECA o en la FADER sí es necesario tener una preparación académica de primer nivel para ser director. Por eso no se debe confundir la academia con la cultura, por citar sólo un ejemplo: Octavio Paz, premio Nobel de Literatura, sólo era bachiller y es una de las más grandes figuras de la poesía y la literatura universal, fue director de suplementos culturales y fundó la revista “Vuelta”, entre otras muchas cosas, y sólo por ello pudo haber sido Ministro de Cultura. Este mismo artículo 101° menciona que para ser director del ICED hay que tener una ejecución “de reconocido mérito académico”, ¿qué significa esto?, ¿Que un investigador físico-matemático reconocido por sus méritos académicos puede ser el director del Instituto de Cultura o José Narro director de CONACULTA? Esta iniciativa trata dos temas relevantes. Nos referimos al famoso Teatro Victoria y al Consejo Consultivo. En el tema del Teatro, quien debe manejarlo es el IMAC. El argumento para no hacerlo era que cuando la presidencia municipal estaba instalada en lo que hoy es el Teatro de la Ciudad, existía un salón que funcionaba como Auditorio o Teatro del Municipio, ¿Y ahora cuál es el argumento para que el Instituto de Cultura Municipal no se haga cargo del Teatro Victoria? El asunto del Consejo Consultivo no es cosa menor, dice la iniciativa que se deben derogar los artículos 109°, 110°, 111° y 112°, porque “El Consejo Consultivo es inoperante y en atención que a la fecha no se ha nombrado” Lo cierto es que el Consejo Consultivo se fundó en el 2010, siendo director Luis Ángel Martínez Diez. Por esas fechas, estuvo presente Javier Guerrero Romero, en calidad de ex director de cultura o su equivalente. También hubiera formado parte del Consejo Don Héctor Palencia Alonso, ya fallecido. Lo mismo Juan Antonio de la Riva, pero no asistió. Otros integrantes del Consejo Consultivo son la directora de la Escuela Normal, representantes de la UJED y del ITD, secretarios y representantes de artistas, que se reunían cada mes con el director para que les rindiera un informe mensual. Si por alguna razón el Consejo Consultivo no se reúne o no funciona, esa es otra historia. El artículo 106° de esta interesante iniciativa propone que la junta directiva sea la autoridad superior del Instituto y que estará integrada de la siguiente manera, sólo por mencionar que el titular será el poder ejecutivo y lo compondrán 6 titulares de secretarías, entre otras instituciones. El problema es que esta mesa directiva también existe desde el sexenio pasado, no entendemos, entonces, por qué se pretende fundarla. Da la impresión de que dicho proyecto de ley lleva dedicatoria, pone candados, limita y le cierra el camino a muchos artistas que tienen una carrera cultural relevante, pero muchos de ellos no tienen el grado de licenciatura que propone la nueva ley. Pero no es tan negro como se ve. A los artistas que tienen la intención de ser directores del ICED y no pueden serlo por carecer de título, aquí en Durango tenemos universidades donde en sólo dos años o asistiendo sólo los sábados se puede obtener el grado académico que propone dicha iniciativa. No vaya a ser que por este detalle se queden chiflando en la loma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Datos personales

Mi foto
Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.