Los artículos de Álvaro Sanjuán son publicados los viernes y domingos en El Sol de Durango
domingo, 9 de septiembre de 2012
Durango: Entre Enrique Peña Nieto y la esperanza
“Yo no tengo por qué reconocer o desconocer, los que desconocen o reconocen son la ley y la norma, y yo soy observador de la norma”
-Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno electo del Distrito Federal
Setenta años de gobiernos del PRI, doce años de gobiernos panistas, sumándolos, nos dan ochenta y dos años de gobiernos de la post revolución, desde Plutarco Elías Calles hasta Felipe Calderón, y haciendo un balance, a nuestro estado no le ha ido del todo bien, si lo comparamos con los estados del norte, como es el caso de Nuevo León, Sonora, Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila o el mismo Sinaloa, nos ha ido tan mal que desde hace mucho tiempo somos considerados el “Chiapas del norte”. Ahí están los datos del INEGI o del CONEVAL, que no nos dejan mentir, como por ejemplo, si bien es cierto que el gobierno ha hecho un esfuerzo para crear empleo con cifras récord, el IMSS nos da a conocer que ocupamos el tercer lugar como el estado donde se pagan los más bajos salarios del país. También hay que decirlo, en las políticas salariales, el gobierno estatal no tiene nada que ver, porque existe lo que se conoce o lo que queda de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos y como ellos son los expertos, deciden cuánto debe ganar un trabajador y que con ese salario pueda alimentar a su familia, darles educación y salud, vacaciones, cultura y una vida digna y con los sesenta pesos diarios que gana un trabajador, de acuerdo a dicha comisión, seguramente hasta le sobra para tener un guardadito.
Como diría el refrán: No hay mal que dure cien años ni estado de la república que los aguante. Parece que a más de cien años de iniciada la revolución, parece que a Durango, digo parece, y a su pueblo por fin se le hará justicia, y no sólo a unos cuántos, y que todos los kilos y las esperanzas para que esto suceda están puestos en las políticas públicas que en su momento aplicará Enrique Peña Nieto al frente del gobierno de México. Como anécdota: Hoy recordamos cuando vino Andrés Manuel López Obrador durante su campaña a Durango y dijo que si ganaba la presidencia de la república, el primer estado que visitaría sería el nuestro. Casualidad o coincidencia, EPN lo hizo, por lo que podemos pensar que Durango, por alguna razón u otra, ya estaba en la agenda de los dos principales protagonistas de la pasada elección presidencial. Con la visita a nuestra entidad de Peña Nieto, en términos generales, anunció lo que podría ser la política social del próximo sexenio, primero combatir y erradicar los dos tipos de pobreza que tenemos en México, los casi 60 millones de la clase media que pasaron a ser pobres y los millones que padecen la pobreza extrema, como él mismo lo reconoció: “Me preocupan los mexicanos que se levantan por la mañana pensando qué y con qué le darán de comer a sus hijos, a eso que se llama pobreza alimentaria”. De acuerdo a las propias palabras de EPN, es necesario terminar con las condiciones de rezago que vive el país, que se acaben de una vez por todas las famosas políticas asistenciales, lo cual quiere decir, dejarle de dar una aspirina a un enfermo de cáncer, que lo único que se logra es prolongar su agonía y no solucionar nada.
Uno de los principales logros de los que presume el actual gobierno federal es el llamado “Seguro Popular”, que de acuerdo a Calderón, alcanzó cobertura universal. Mucho me temo que nosotros y Peña Nieto pensamos lo contrario, EPN reconoce que al día de hoy la mayoría de los mexicanos no tienen servicios de salud universal, servicios de salud pública como el IMSS, jubilaciones y pensiones que les permitan a los trabajadores, en su momento, vivir los últimos días de sus vidas con decoro y dignidad. Si la visita del presidente electo de México a algunos les trajo alegría, a otros les dejó esperanzas. Entre los contentos y satisfechos, está el mexiquense y delegado nacional del PRI, Héctor Guevara Ramírez, político cercano al primer círculo del presidente electo, que por cuestiones de agenda de EPN, no pudo traerlo a un acto de campaña, pero al final, las cosas salieron mejor. El otro político contento con la visita de Peña Nieto, es el gobernador Jorge Herrera Caldera, porque, de entrada, por fin se le acabarán los vetos de Felipe Calderón a las gestiones que hacía. Qué cosas tiene la vida, Mariana, le tocará entregar el hospital de especialidades que en el pasado sexenio no se pudo terminar, la súper carretera a Mazatlán que se inició con Guerrero Mier, es casi seguro que en su administración terminará las carreteras Durango-Parral, Durango-Guadalajara, y ya que hablamos de los recursos que están por venir a Durango, que por favor desaparezcan las famosas reglas de operación que tanto daño le hacen a los estados para su desarrollo y crecimiento. Pero no se trata tampoco de confundir las esperanzas con una varita mágica, o que el presidente electo de México sea el rey Midas. El rezago histórico que padece nuestro estado no se va a resolver en un día o los problemas del país. No caigamos, por ejemplo, en la falsa premisa de aquellos que decían que con las primeras lluvias se acabó con la sequía, los estragos durarán por varios años. Sacar a Durango de sus problemas estructurales, no es tarea de uno o de dos hombres, es de todos. Los empresarios locales lo que tienen que hacer es invertir en serio, y no sólo estar esperando la obra pública para obtener ganancias. Por cierto, una parte del discurso de Peña Nieto nos recordó la parábola de la biblia: A los duranguenses los voy a ayudar, pero también los voy a enseñar a pescar.
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- Álvaro Sanjuán
- Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.
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