El PRI, como la novela de Marcel Proust, anda en busca del tiempo perdido. O como la canción de Cuco Sánchez, arrastrando la cobija y ensuciando el apellido. ¿En dónde quedó la unidad del PRI?, ¿En los discursos o en el domingo negro del cinco de junio? Y para resolverle los problemas a los priístas locales, les envían un delegado pobre, que, como diría Carlos Hank González, resultó ser un pobre delegado. Como dice el refrán: las desgracias nunca vienen solas. Si en las pasadas elecciones perdieron la gubernatura del estado y la presidencia municipal, ya encarrerado el gato hasta pueden perder el partido. Para que el PRI local no se convierta en “estas ruinas que ves”, se requiere algún priísta que tenga calidad política y moral para poner orden en la devastada casa tricolor. Alguien a quien todos respeten, una figura que rebase a todos los grupos y los deje conformes, que tenga la autoridad para que todos respeten los acuerdos, a este militante se le busca, y se está ofreciendo una recompensa millonaria por los rumbos del Boulevard Domingo Arrieta.
Aunque usted no lo crea, se filtró hace dos domingos que el problema de la dirigencia del PRI estatal , al parecer ya se había resuelto a favor de Héctor Vela Valenzuela. En la mesa del CEN nacional ya estaba la convocatoria, y Enrique Ochoa Reza le había dado el visto bueno. Pero en política, como en todo, del plato a la boca se cae la sopa. Resulta que uno de los finalistas a la presidencia estatal del PRI se dio cuenta de que se estaban violando los estatutos del PRI por millonésima vez. Les hizo ver a los que toman las
decisiones en el centro del país, que no conformes con condenar al partido a un vacío político y falta de liderazgo, les hizo ver otra vez el reclamo que a nueve meses de que Ricardo Pacheco Rodríguez dejara la presidencia del tricolor, la actual dirigencia tenía la obligación, de acuerdo a los estatutos, de en 90 días hacer el cambio de dirigentes del tricolor. Pero la falta más grave, de acuerdo a este finalista, es que se estaba violando el artículo 64, párrafo 3 de los estatutos, porque se pretendía que la Comisión Política citada para ese domingo podría dar a conocer el método a la elección del nuevo presidente del partido sin tener facultades legales para eso, porque los estatutos marcan que el método lo designa el Consejo Político Estatal del PRI, y no la multicitada Comisión Política.
Si esto se hubiera llevado a cabo a tiempo, cualquier militante priísta podría interponer un recurso de impugnación ante el órgano jurisdiccional correspondiente, y ya con el fallo a su favor, el grupo beneficiado con la llegada de Héctor Vela Valenzuela se hubiera quedado vestido y alborotado. La idea de interponer recursos por la violación de los estatutos del PRI siguen latentes, y hay otros que están decididos: si no hay al final los acuerdos necesarios, tomar el edificio del PRI. Otro tema que no es menor: Jorge Clemente Mujica, Enrique Benítez Ojeda y Óscar García Barrón ya están enterados con acuse de recibo, de la designación que se había tomado en la Av. Insurgentes Norte de la Ciudad de México. Pero más allá del tema de los estatutos, ¿ya resolvieron el fondo político? Por supuesto que no. El más preocupado por este asunto debe ser Héctor Vela y el grupo al que representa. Aunque el jura frente a una Virgen y ante un altar que no pertenece a ninguno, incluyendo al de Emiliano Hernández Camargo, el Ingeniero comenta que desde la derrota el PRI los tricolores recobraron su libertad, y que los grupos de los
exgobernadores son cosa del pasado, y que ahora sí, por fin, va a llegar el nuevo PRI. ¡Órale!
¿Aceptarán Enrique Benítez, Óscar García Barrón y Clemente Mujica que gane el grupo que está atrás de Héctor Vela Valenzuela? La verdadera prueba de fuego para los priístas será el tan esperado día D. Dicen en política que a quien saca la cabeza, se la cortan. ¿Esta vez la regla será la excepción? Si la decisión ya se tomó en el centro del país, como siempre sucede, al estilo Jalisco, podría sucederle al partido tricolor que quede como nos dicen cuando vamos al templo en miércoles de ceniza: polvo eres y en polvo te convertirás. En el PRI nunca ha habido unidad, salvo la del grupo cercano al gobernador en turno. Pero los tiempos son otros: ¿o seguirán siendo los mismos que fueron antes de la derrota? En política, los perdedores deben irse a la banca. Y como en el futbol, necesitan que entren los suplentes para ganar el partido.
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