viernes, 10 de marzo de 2017

Ahora sí, AMLO más cerca que nunca de ganar la presidencia
ÁLVARO SANJUÁN
Hoy todavía queda la duda de si en 2006 y 2012 Andrés Manuel López Obrador perdió la presidencia de México. Sobre ello se ha escrito mucho, que Elba Esther Gordillo operó con los gobernadores priístas de aquella época a favor de Felipe Calderón, que no escuchó o logró acuerdos con Patricia Mercado. Eso contó, pero no fue definitivo, porque al final, haiga sido como haiga sido, solo el fraude pudo derrotar  a Andrés Manuel en 2006. En 2012, hubo otro fraude, pero esta vez, más sofisticado. Solo así el poder representado por el PRI, PAN y los poderes fácticos, entre ellos la iglesia, todos juntos pudieron impedir la llegada de AMLO a la presidencia de la República. Pero como dice la canción, nada es eterno en el mundo, incluyendo los fraudes. En 2018, los enemigos del tabasqueño necesitarán algo más que una acción fraudulenta de las que saben hacer muy bien, para detener su llegada a Los Pinos, porque este representa la única alternativa que tiene este país sumido en la peor crisis de su historia económica, social, política y moral. 

En esta ocasión, la estrategia de López Obrador va más allá de ser el candidato de MORENA o de una posible alianza con otros partidos. Ahora le apostará también a caminar al lado de cientos de organizaciones de la sociedad civil que no simpatiza con los partidos políticos, pero sí con su figura y proyecto de nación. Tanto es el miedo a López Obrador, que el mismo Enrique Peña Nieto abrió fuego el día que el PRI cumplió 88 años de haber sido fundado, con un discurso muy trillado para descalificar al dirigente de MORENA, discurso que, por cierto, utilizan Enrique Ochoa Reza y Ricardo Anaya, a los que nadie les cree. Y como dijo Don Teofilito: no se trata de sacar al PRI de Los Pinos a patadas, como decía Vicente Fox. El país necesita una transición democrática y no una simple alternancia de un partido por otro, o de una especie de bipartidismo, o la clásica: tú me das ahora y yo te doy mañana. El sistema político mexicano está agotado. Un tiempo funcionó, y eso hay que reconocerlo, pero los sistemas económicos y los regímenes políticos tienen sus propias leyes, y estas se cumplen de alguna manera. México pasó del modelo del desarrollo estabilizador a los populistas y  nepotistas del PRI. De Miguel de Madrid en adelante al modelo neoliberal, que ha sido una fábrica para hacer pobres a la mayoría y ricos a unos cuantos. 

Si el fraude ha sido el único recurso para detener a AMLO, después de mucho tiempo el tabasqueño entendió que únicamente el voto masivo de millones de mexicanos es la forma de acabar con el fraude, y de paso al INE y a los Tribunales Electorales, que nunca han dejado de poner su granito de arena. En este contexto, parafraseando a Karl Marx, un fantasma recorre al país: #AMLO2018EsperanzaCiudadana. Esta estructura de ciudadanos cansados de más de lo mismo, no tendrá nada que ver con el partido MORENA, solo con López Obrador. En el país, mujeres y hombres de todas las edades y condiciones sociales, ya tomaron la decisión de acompañar a AMLO rumbo a 2018. Aquí en Durango ya se está trabajando en este tema. Hace unos días estuvo en esta ciudad Alfonso Ramírez Cuéllar, secretario de MORENA de la Ciudad de México y desde hace muchos años líder del Barzón. Sin dejar de mencionar que lo acompañó gente de la sociedad civil, personas que nunca han militado en partidos, y si lo hicieron ya no es así. Como Carlos Medina Alemán, que contra viento y marea ha mantenido una relación muy cercana con Andrés Manuel López Obrador. Están con el de Tabasco el fundador del Partido Verde Ecologista en Durango y defensor de los derechos humanos en asuntos como el ecocidio del Río Tunal, Miguel Espinosa de los Monteros. Y ya que hablamos de este tema, sobre el amparo que se interpuso en el segundo distrito, aun no se ha dado una resolución definitiva. También hubo líderes sociales como Francisco Javier Reyes Ortiz, el que ya probó las mieles por protestar en contra del gasolinazo. El director de la Facultad de Medicina, Antonio Bracho, que fue de los primeros que se inconformaron con el atraco que se le hizo a la autonomía universitaria el sexenio pasado. Y ya que estamos por los rumbos de la UJED, se espera que distinguidos universitarios se unan al proyecto del Tabasqueño, al que también se podrían agregar los empresarios. Este proyecto en Durango debe funcionar si se sigue el espíritu con el que nació. Solo ciudadanos y nada de líderes, que nadie esté pensando en diputaciones federales, presidencias municipales, senadurías o algo por el estilo. Si logran demostrar, en los hechos, que están alejados de los vicios históricos de los grupos del poder, la sociedad duranguense, sin duda en 2018 perdería el miedo y votaría por AMLO.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.