“Si no puedes acabar con la corrupción, la podredumbre, acabarás formando parte de ella”
-Joan Baez, cantante
Muchos se preguntan quiénes le han hecho más daño al campo mexicano para estar como hoy, en el abandono y en el olvido. Se encuentra así a pesar de que gobiernos van y gobiernos vienen, lo mismo instituciones creadas para hacerlo productivo, ¿y por qué pasó de ser autosuficiente en granos a ser importador de frijol y de maíz? Productos agropecuarios, tecnología de punta, insumos como los fertilizantes y así no se puede. Por eso, productores y campesinos siembran solo para morirse de hambre, y estamos muy lejos de exportar excedentes cuando hay condiciones para poder hacerlo. No solo el Tratado de Libre Comercio que firmamos con Estados Unidos y Canadá es una de las causas de que el campo mexicano esté habitado por pueblos fantasmas, porque también instituciones como la SAGARPA han puesto su granito de arena.
Desde hace mucho tiempo se ha dicho que en México ya no hay tierras que repartir, tal vez sea cierto, pero lo que no se puede afirmar es que en el país los problemas jurídicos por la tenencia de la tierra y los conflictos ejidales ya no existen. Testimonio de ello nos lo da el procurador agrario Pedro Silerio, que desde que llegó a su encargo se ha dedicado a darle certeza jurídica a los problemas agrarios en el estado entre ejidos y comunidades, incluyendo zonas indígenas como Santa María de Ocotán en El Mezquital, o los
municipios de Canatlán, Poanas y Nombre de Dios. Si los ejidatarios no tienen al menos la propiedad social de sus parcelas, ¿cómo quieren que produzcan?, ¿en tierra ajena?, ¿le dará tiempo al procurador agrario para terminar con el rezago y los problemas legales que hay en los ejidos, comunidades y comuneros? Las grandes paradojas de nuestro país: cada vez, el campo mexicano produce menos, y al mismo tiempo, lo que sí crece es la burocracia en dependencias como la SAGARPA y la corrupción a todo lo largo y ancho del país. Un ejemplo: cada año, esta Secretaría maneja a través de sus delegaciones, un programa para financiamiento a productores y ejidatarios para obtener tractores y trabajar sus tierras. Ha sido un negocio redondo traficando con los famosos folios, que como consecuencia de esto el programa se tuvo que trasladar a la Ciudad de México para evitar la corrupción en este rubro. No la acabaron, solo le dieron una rasurada.
La SAGARPA a nivel nacional maneja tantos programas para organizaciones campesinas, comunidades indígenas, productores y grupos de mujeres, que ni Obama los tuvo. ¿Pero sabe qué? Todo eso, o casi todo, se queda en buena voluntad y promesas. Aquí en Durango tenemos una Delegación con un flamante delegado en la persona de Fernando Hernán Castillo, pero los que realmente mandan son pequeños grupos al interior de la delegación, los que desde hace varios años vienen manejando los programas de esta dependencia. Lo hacen adjudicando programas de manera muy selectiva. Existe uno que se llama “Programa Especial de Seguridad Alimentaria” (PESSA), el cual lo manejan funcionarios de segundo y tercer nivel. El manejo de los recursos lo hacen a través de lo que se conoce como agencias de Desarrollo Social, cuenta con despachos técnicos, lo que en teoría sería para supervisar los recursos que se
ejercen y al final son ellos los que deciden qué grupos y organizaciones son los beneficiados, y es aquí donde radica el negocio, porque los recursos se van con los que más tienen y no a quiénes lo necesitan. En cambio, hay otros que tienen programas, pero se encuentran con el muro de la burocracia o lo que se conoce como las reglas de operación. Y es hasta donde casi siempre se puede llegar.
Para ilustrar la situación de quienes han padecido estas famosas reglas de operación, pongamos un ejemplo de lo sucedido aquí en Durango. La organización campesina UNORCA en la Ciudad de México, que dirige Cruz Valles, en días pasados declaró a medios de comunicación el viacrucis que viven todos los días para bajar recursos a sus afiliados. Comenta el dirigente que a los grupos de las comunidades indígenas les piden para ingresar a un programa un teléfono celular, correo electrónico, internet, la forma 32-D de Hacienda, cuenta bancaria, contratar un Contador Público… solo falta que les pidan el acta de defunción. En días pasados, los dirigentes de UNORCA se vieron obligados a esperar en las escaleras de la SAGARPA al oficial mayor, Marcelo López Sánchez para hacerle saber que esas famosas normas de operación ni Obama las podía cumplir. Al parecer todo se arregló y ya son más fáciles esas normas. Por si fuera esto poco, la convocatoria para estos efectos, a publicarse el 15 de enero pasado, ni se había hecho porque estaba guardada en el escritorio de algún funcionario de la SAGARPA en Durango. Para tener una idea de lo que estamos hablando, hay que hacer un expediente técnico cuyo volumen de hojas al final se puede comparar como si fuera un expediente del “Chapo” Guzmán.
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