El precio para ser presidente del PRI: renunciar a derechos políticos y humanos
ÁLVARO SANJUÁN
“En política, un buen empate siempre es un buen resultado”
-Fernando Onega
El PRI quiere dar la impresión de que el desenlace que se dará en pocos días es un gran misterio, cuando todo el mundo sabe que a estas alturas la decisión ya está prácticamente tomada, lo que están haciendo en este momento son los últimos ajustes para dar a conocer el nombre del nuevo presidente estatal del PRI. Los tricolores bien informados sobre la terna original comentan que ya solo quedan dos. Entonces, como resultado de esta gran final, habrá un campeón. Pero aun así, no crea usted que los que aspiran ya se resignaron. La presidenta municipal de Gómez Palacio sigue moviendo sus relaciones políticas en el centro del país para que le ayuden a que el director de su periódico se convierta en el próximo dirigente de los priístas, sin importar, como dijo una diputada local de los rumbos de La Laguna, que sea un “Duranguito”, eso se puede pasar por alto con tal de que las decisiones se tomen desde las oficinas de la Fundación Chilchota. Si Jorge Clemente Mujica no llega, la lucha se hizo.
Mientras esto no suceda, tienen posibilidades unos menos que otros, y como la esperanza es lo último que muere, hay que seguir montado, aunque sea en el cabuz del tren. Del grupo del Mezquital queda con vida Luis Enrique Benítez Ojeda, que desde el Congreso aprovecha los reflectores para colarse a la gran final. Y aunque no es monedita de oro, no es una mala carta para el grupo ismaelista para seguir teniendo vigencia política en el estado.
En el tema para la presidencia del PRI estatal, los de la CNC juegan mal, pero se acomodan. En Óscar García Barrón y Carlos Matuk López de Nava tienen dos caballos para el derby del tricolor. De García Barrón, mucho se comenta que sin duda alguna su nombre está en la lista de los dos supuestos finalistas, y como se afirma en los medios políticos, es el favorito o al menos les lleva la delantera. Carlos Matuk, también del sector campesino, tomó su segundo aire en la recta final sin hacer mucho ruido, porque ese es su estilo, y junto con García Barrón, está dando la pelea en serio para que el PRI vuelva los ojos a los cenecistas, que no han perdido en más de 80 años el tercer distrito electoral federal, y que en cada elección les aporta miles de votos, porque si hablamos del sector popular, está herido y dividido.
Hay una razón muy poderosa para pensar que los aspirantes a dirigir el PRI no se encuentran en un lecho de rosas, están en riesgo sus derechos políticos como militantes del tricolor y el derecho humano a votar y ser votado. ¿Por qué? Desde el interior del PRI se ha filtrado que ya existe un acuerdo de que quien llegue a la dirección no podrá participar como candidato a diputado federal o senador de la república en 2018. ¿Cómo la ve? Si fuera cierto este acuerdo, mucho tememos que en los hechos no les va a funcionar. Un arreglo político no puede ir en contra de los estatutos de un partido, y menos un derecho humano establecido en la Constitución seamos realistas. Enrique Benítez, Carlos Matuk y Óscar García Barrón tienen proyecto político, Matuk y Benítez para una diputación federal y García Barrón está buscando ser candidato a senador o mínimo repetir como diputado federal. Sería muy complicado obligarlos a que renuncien a sus legítimas aspiraciones a cambio de la dirigencia del PRI. Los gurús del CEN nacional deben encontrar otra solución al problema que tienen en Durango, y seguramente en otros estados del país, porque si intentaran coartar los derechos políticos de los militantes, estos terminarán interponiendo recursos que llegarán al TRIFE, y ni se diga a algún otro órgano jurisdiccional si se viola el derecho humano de votar y ser votado, porque dicha violación es inconstitucional. Por ahí no va la cosa, si ya hubo acuerdo, nadie en su momento lo va a cumplir. Así que a los duchos del PRI nacional, si es pasión, que se les borre.
Así que la pregunta es: ¿ahora sí por qué estos candados, perdón, acuerdos? En el pasado reciente no ha sido así, por ejemplo, el hoy diputado federal Otniel García Navarro en su momento fue candidato. El famoso Meño Herrera, primo hermano del presidente municipal, salió del tricolor para buscar la presidencia municipal de Durango, y gracias a esta circunstancia, el municipio quedó en la misma familia. No se les puede pedir a los que aspiran a dirigir el tricolor, que el precio sea ir de por medio sus derechos políticos y humanos, porque en política, como en todo, o todos coludos o todos rabones. Si así piensan las cúpulas políticas del PRI, creemos que han tomado el acuerdo político equivocado, con eso nada van a solucionar. Mejor tomen la decisión correcta y no se vayan a equivocar con el priísta que quede al frente del partido.
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