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Ahora los partidos políticos se disputan a los migrantes mexicanos
ÁLVARO SANJUÁN
“Los americanos tienen algo de solitario. No sé cuál es su corazón, tal vez sea que descienden de inmigrantes”
-Ryu Murakami
Los políticos nunca duermen, durante las campañas electorales andan por la disputa de la Nación. Cuando estas sufren algún receso, se dedican a preparar la que viene, los presidentes municipales, por ejemplo, ya están pensando en la reelección o
convertirse en candidatos a diputados federales y senadores, y aunque suene a ciencia ficción, ya le apuestan a posibles candidatos del partido “x”, soñando en convertirse en Secretarios de Salud y de ahí a Los Pinos. Para lograrlo, no importa lo que se tenga que hacer, incluyendo ser megalómano, narcisista, audaz, inteligente, ambicioso, demagogo y con dosis de perversidad y cinismo. Por eso los políticos mexicanos son tan especiales, como si fueran de otro mundo, para ello se organizan en partidos políticos, van en alianzas o coaliciones, y si más no se puede, rentan el logo de un partido o le compran sus franquicias.
Parafraseando a Porfirio Díaz: pobres migrantes mexicanos, tan lejos de su patria y tan cerca de los políticos. Por ejemplo, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, con sus políticas xenofóbicas y racistas. Como el título de la película Amarte Duele, a la clase política mexicana le ha caído como un tanque de oxígeno para 2018, y en especial al PRI y al PAN el caso Trump. Por lo pronto, Enrique Ochoa Reza, el presidente nacional del tricolor, ya
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hizo su primer tour por varios estados de la Unión Americana para decirles a los mexicanos ilegales que viven y trabajan allá, que si José López Portillo defendió como un perro al peso frente al dólar, así lo hará el gobierno federal en contra de la política migratoria de Trump. Como prueba de ello, les dijo que el gobierno mexicano tiene un guardadito de mil millones de pesos para su defensa legal, a través de los consulados a lo largo de la Unión Americana. Lo que no les hizo saber fue la vedad: el dinero no lo aportará Enrique Peña Nieto, lo haremos los mexicanos con nuestros impuestos. En segundo lugar, si tomáramos el dólar a 21 pesos, mil millones equivalen a 476 millones de dólares, en teoría, si defendiéramos a 11 millones de mexicanos legales, para su defensa les tocarían en promedio 43 dólares a cada uno. Un abogado experto en temas migratorios en Estados Unidos en Estados Unidos cobra entre 400 y 500 dólares la hora, y aunque hay organismos civiles que cuentan con abogados que no les van a cobrar, no serían suficientes para atender en un escenario catastrófico la defensa de un millón de mexicanos ilegales en Estados Unidos.
Ricardo Anaya, el presidente nacional del PAN, conocido como “El Niño Maravilla”, y ya nadie duda que lo es, porque tiene propiedades en Atlanta que ni Obama las tiene, y además, sus hijos estudian en escuelas exclusivas. Dicho personaje de la política mexicana , al igual que su homólogo del PRI, le fue a decir a los migrantes mexicanos que México los espera con los brazos abiertos, que cuando regresen aquí se les darán empleos bien pagados, para que no extrañen lo que ganaban por hora en aquel país, y así cubrirán el déficit de remesas que habrá en su momento. Que aquí encontrarán miles de oportunidades, incluyendo vivienda digna, educación, seguridad social, financiamientos para que se conviertan en empresarios
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exitosos, y les recordó que si no realizaban el sueño americano, estaban a tiempo de realizar sus sueños aquí en México: por supuesto, todos pintados de azul. Con estas promesas, los mexicanos ilegales, que tanto le han aportado a la economía de Estados Unidos, no deberían esperarse a que los deporten, porque ya les dijo Enrique Peña Nieto: “En México solo tenemos un desafío, pero no una crisis económica”. Y tiene razón el Presidente de México: para crisis las que hay en Noruega, Finlandia, Suecia, Suiza, Japón, China o Nueva Zelanda. México tiene más de 30 años que no tiene crecimiento económico, y si no tenemos un José López Portillo que defienda al peso frente al dólar, lo mejor es que haya fluctuaciones y devaluaciones todos los días.
¿Pero de qué se podría tratar, en el fondo, este problema, derivado de Donald Trump? Los partidos políticos PRI y PAN, se están preparando para 2018, los del tricolor no quieren dejar la residencia oficial y las palomitas blancas vestidas de azul quieren regresar a las cabañas de sus amores. Por eso, dentro de su estrategia electoral ya están pensando en los votos de los mexicanos que podrían ser deportados. Pero como dice la canción: “arriba hay agua y abajo hay lodo”. Los dos partidos andan arrastrando la cobija y ensuciando el apellido, porque se les puede venir encima una especie de tsunami llamado Andrés Manuel López Obrador y, ya encarrerado el gato, hasta el PRD los va a apoyar en contra de AMLO, pero no se vayan a equivocar los políticos y sus respectivos partidos con nuestros paisanos: los connacionales que viven allá y trabajan serán ilegales, pero no tontos. No se fueron de nuestro país por gusto, los gobiernos de todos los partidos están en deuda con ellos.
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