domingo, 21 de agosto de 2016

Todos se disputan el PRI ¿pero y la tercera vía?

Todos se disputan el PRI ¿pero y la tercera vía?
ÁLVARO SANJUÁN
“Es más fácil ser dogmático que ser negociador, ser intolerante que tolerante, es más fácil dividir que juntar”
Jesús Reyes Heroles

A los priístas locales primero los dividió la derrota del 5 de junio, ahora los divide y enfrenta la disputa por el PRI. ¿Cómo vería si viviera Rubén Figueroa la caballada que aspira a dirigir el PRI? ¿Flaca, anoréxica o todo lo contrario? El tiempo nos dará la respuesta. De acuerdo a lo que ya se sabe, los finalistas son: Gustavo Lugo Espinoza, Héctor Vela Valenzuela, Carlos Matuk López de Nava, Adán Soria Ramírez, Oscar García Barrón y sin descartar alguna sorpresa, de esas que nunca faltan en política. ¿Cuál de ellos será? Eso depende, como dijo René Descartes, del recurso del método. Sería importante saber dónde se podría tomar la decisión: si en Los Pinos, Insurgentes Norte, la Secretaría de Gobernación o el Bicentenario, porque no creemos que se tome en cuenta la opinión de las bases.
Se comenta también que Adán Soria representa a la cuadra del Mezquital; Carlos Matuk a la del Bicentenario; Gustavo Lugo, del que se cuenta que conforme pasan los días es más grande su penar, porque según el artículo 162 de los estatutos del PRI está fuera de la jugada. Héctor Vela Valenzuela es la última carta que se juega Emiliano Hernández Camargo y el diputado federal Oscar García Barrón, es el único que tiene su propia cuadra para competir en el derby por la presidencia del PRI. Todos lo recordamos: los que decidieron la candidatura de Esteban Villegas nunca vieron, ni de chiste, la posibilidad de una tercera vía, la que pudo haber evitado la división y la polarización al interior del PRI. Algo similar podría sucederles si no aprendieron del pasado proceso electoral. Otra vez, los grupos del Mezquital y del Bicentenario están destinados a ser los principales protagonistas. Eso conlleva el riesgo de que Adán Soria y Carlos Matuk se vean las caras y, ello le permitirá al señor del Bicentenario sacar adelante su plan B que lo representa; Héctor Vela Valenzuela, como en el póker, un as bajo la manga.
Mucho se teme, salvo su mejor opinión, que esa no sería la mejor solución ¿Qué necesita el PRI para ser una verdadera oposición? Todos los antes mencionados, tienen virtudes y defectos. En teoría, todos conocen al PRI ¿Pero a quién de ellos conocen más y confían los priístas del estado? Eso es lo primero que se debe medir. No solo la elite política de los priístas respira por la herida como resultado de la reciente derrota, también los de infantería de este partido sienten lo mismo. Si no ceden los grupos al interior del tricolor, un día no muy lejano los veremos por las calles en busca del tiempo perdido. No se trata de que los que perdieron se hagan a un lado,  lo que se requiere es que dejen llegar a la presidencia del partido al militante que las circunstancias ameritan. La figura, si no es la ideal, al menos que sea la idónea. Ya es tiempo de que, por primera vez, se le dé a todo el priísmo estatal la satisfacción de que se haga lo correcto y no solo lo que está bien para unos cuantos. El PRI requiere de un presidente estatal que sea líder con calidad moral, que no tenga cola que le pisen. Y no se trata de buscar al menos peor, sino darle oportunidad al que los haga olvidar el famoso domingo negro.
Así las cosas, los que van por la medalla olímpica son: Carlos Matuk y Oscar García Barrón. Matuk es, por mucho, el favorito del bicentenario. En cambio, Óscar se va por la libre. Ser cercano a los círculos del poder tiene sus ventajas, pero a la vez sus desventajas. Recordemos una vez más a Oscar (como hace poco dijo el clásico): durante los últimos doce años intentaron quitarle la CNC, la Asociación Ganadera que fundó, la candidatura a diputado federal y hasta llegaron a vetarlo para que no fuera el delegado de la SAGARPA. Fue un serio aspirante a ser candidato a gobernador y ahora lo es para dirigir al PRI. En unas semanas más se sabrá si los priístas le echaron más gasolina al fuego o si todos, como si fueran uno solo, se convierten en el cirujano que les cicatrice las heridas del cinco de junio.



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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.