Todos se disputan el PRI ¿pero y la
tercera vía?
ÁLVARO SANJUÁN
“Es más fácil ser dogmático que ser negociador, ser
intolerante que tolerante, es más fácil dividir que juntar”
Jesús Reyes Heroles
A los priístas locales primero los dividió la derrota del 5
de junio, ahora los divide y enfrenta la disputa por el PRI. ¿Cómo vería si
viviera Rubén Figueroa la caballada que aspira a dirigir el PRI? ¿Flaca,
anoréxica o todo lo contrario? El tiempo nos dará la respuesta. De acuerdo a lo
que ya se sabe, los finalistas son: Gustavo Lugo Espinoza, Héctor Vela
Valenzuela, Carlos Matuk López de Nava, Adán Soria Ramírez, Oscar García Barrón
y sin descartar alguna sorpresa, de esas que nunca faltan en política. ¿Cuál de
ellos será? Eso depende, como dijo René Descartes, del recurso del método.
Sería importante saber dónde se podría tomar la decisión: si en Los Pinos,
Insurgentes Norte, la Secretaría de Gobernación o el Bicentenario, porque no
creemos que se tome en cuenta la opinión de las bases.
Se comenta también que Adán Soria representa a la cuadra del
Mezquital; Carlos Matuk a la del Bicentenario; Gustavo Lugo, del que se cuenta
que conforme pasan los días es más grande su penar, porque según el artículo
162 de los estatutos del PRI está fuera de la jugada. Héctor Vela Valenzuela es
la última carta que se juega Emiliano Hernández Camargo y el diputado federal
Oscar García Barrón, es el único que tiene su propia cuadra para competir en el
derby por la presidencia del PRI. Todos lo recordamos: los que decidieron la
candidatura de Esteban Villegas nunca vieron, ni de chiste, la posibilidad de
una tercera vía, la que pudo haber evitado la división y la polarización al
interior del PRI. Algo similar podría sucederles si no aprendieron del pasado
proceso electoral. Otra vez, los grupos del Mezquital y del Bicentenario están
destinados a ser los principales protagonistas. Eso conlleva el riesgo de que
Adán Soria y Carlos Matuk se vean las caras y, ello le permitirá al señor del Bicentenario
sacar adelante su plan B que lo representa; Héctor Vela Valenzuela, como en el
póker, un as bajo la manga.
Mucho se teme, salvo su mejor opinión, que esa no sería la
mejor solución ¿Qué necesita el PRI para ser una verdadera oposición? Todos los
antes mencionados, tienen virtudes y defectos. En teoría, todos conocen al PRI
¿Pero a quién de ellos conocen más y confían los priístas del estado? Eso es lo
primero que se debe medir. No solo la elite política de los priístas respira
por la herida como resultado de la reciente derrota, también los de infantería
de este partido sienten lo mismo. Si no ceden los grupos al interior del
tricolor, un día no muy lejano los veremos por las calles en busca del tiempo
perdido. No se trata de que los que perdieron se hagan a un lado, lo que se requiere es que dejen llegar a la
presidencia del partido al militante que las circunstancias ameritan. La figura,
si no es la ideal, al menos que sea la idónea. Ya es tiempo de que, por primera
vez, se le dé a todo el priísmo estatal la satisfacción de que se haga lo correcto
y no solo lo que está bien para unos cuantos. El PRI requiere de un presidente
estatal que sea líder con calidad moral, que no tenga cola que le pisen. Y no
se trata de buscar al menos peor, sino darle oportunidad al que los haga
olvidar el famoso domingo negro.
Así las cosas, los que van por la medalla olímpica son:
Carlos Matuk y Oscar García Barrón. Matuk es, por mucho, el favorito del
bicentenario. En cambio, Óscar se va por la libre. Ser cercano a los círculos
del poder tiene sus ventajas, pero a la vez sus desventajas. Recordemos una vez
más a Oscar (como hace poco dijo el clásico): durante los últimos doce años
intentaron quitarle la CNC, la Asociación Ganadera que fundó, la candidatura a
diputado federal y hasta llegaron a vetarlo para que no fuera el delegado de la
SAGARPA. Fue un serio aspirante a ser candidato a gobernador y ahora lo es para
dirigir al PRI. En unas semanas más se sabrá si los priístas le echaron más
gasolina al fuego o si todos, como si fueran uno solo, se convierten en el cirujano
que les cicatrice las heridas del cinco de junio.
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