domingo, 28 de febrero de 2016

¿Por qué sería gobernador Gonzalo?, ¿por ser el candidato de los olvidados?


Hace unos días, el otrora poderoso líder de la izquierda local se registró como candidato a gobernador por el PT, partido que le regalaron los hermanos Carlos y Raúl Salinas de Gortari, y hoy rescatado por un partido que se autodefine como de centroizquierda, es decir, ni de derecha ni de izquierda, sino todo lo contrario. Por cierto, el Partido del Trabajo ya le dio el primer abono en la reciente elección extraordinaria para gobernador en el estado de Colima. Aquí en Durango, como buenos deudores políticos, le harán otro abono a su mecenas y acreedor. La lógica del poder ha desgastado mucho políticamente a Gonzalo, sin embargo, conserva intactos sus cualidades y talentos personales, sus frases generosas, sus dotes histriónicos como actor, que si se hubiera dedicado al cine ya tendría en su casa varios Arieles y Diosas de Plata, y hasta una nominación al Óscar de la Academia.

Gonzalo Yáñez tiene, además, otra cualidad: es quizá el político más culto de Durango, en ese aspecto es dueño de una cultura que ya la quisieran muchos políticos locales para un día de campo. No hemos escuchado a ningún político capaz de hablar en el púlpito de política, y de religión en una plaza pública. Leyendo las declaraciones que hizo a los medios de comunicación el día que se registró ante el IEPC como candidato a gobernador por el PT, no sabemos si se inspiró en la obra de Víctor Hugo, Los Miserables, o se plagió el título de la película Los Olvidados, de Luis Buñuel, cuando se autodefinió como “el candidato de los olvidados”. Como si fuera un discurso del Papa Francisco, Gonzalo pasó a ser no solo el candidato de los olvidados,
también “de la gente humilde, pobre, de los abandonados, de los indigentes, de los vulnerables y de los excluidos”. Es en este universo done seguramente el petista buscará los votos para convertirse en gobernador del estado a partir del 15 de septiembre del año en curso.

Si las declaraciones de Gonzalo no fueran solo la retórica de la izquierda, hoy tan de moda, demagógicas, populistas o mesiánicas, el ganaría la elección, porque la mayoría en Durango son los pobres, o “los olvidados”, como el los llama. Es este núcleo de duranguenses a los que no les ha llegado la modernidad y la inclusión social que el pretende llevarles, porque además esto o avala el CONEVAL con los datos donde ha señalado que en el estado tenemos más de 350 mil personas que solo tienen para comer una vez al día. Ahora Gonzalo se une al selecto grupo de políticos que quieren llevar a Durango al progreso, y además el brillante hombre de izquierda es miembro distinguido del sindicato de partidos conocido como la partidocracia, que agrupa a la crema y nata de la política nacional, esos hombres que nacieron para sacrificarse por el pueblo de México, aquellos que opinan que lo que el poder unió, ni siquiera el artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos podrá separar.

Si el voto de “los olvidados” le diera el triunfo a Gonzalo, también se lo podría quitar. Esos olvidados a los que se refiere Gonzalo, ya son harina de otro costal: hay un partido que ya se le adelantó, porque con esos votos piensan ganar la próxima elección. En cambio, lo que sí logrará el polémico hombre de izquierda es dividir el voto y obtener 20 o 30 mil votos, esos votos que bien valen una
gubernatura. Aquellos que votan por un candidato aun sabiendo que no ganará, son votos tirados a la basura. Parafraseando a la parábola de la Biblia: es más fácil que Humberto Moreira pase por el ojo de una aguja que Gonzalo entre al reino del Bicentenario.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.