"Por tanto, el mejor lugar para aprender sobre cine es su propia vida, sus propios ojos, su propio corazón"
-Michael Rabiger, cineasta
En Durango hay talento de sobra, hasta nos damos el lujo de exportar fuera del estado. El problema es que no tenemos muchos artistas, es decir, aquellos que tienen la capacidad de crear arte, que es la verdadera función del artista, porque sin esto no se puede trascender y ser reconocido en todo el mundo, o más allá del 5 de mayo o del Puente Dalila. Las razones son muchas, todo se junta: la burocracia de la cultura, los bajos presupuestos destinados a las políticas culturales, por eso es que todos los días vemos por el centro histórico de nuestra ciudad a nuestros artistas con una mano atrás y otra adelante, rebeldes y revolucionarios en las mesas de café, criticando a los responsables de la cultura, pero, al final, aceptando limosnas por su trabajo y, en muchas ocasiones, trabajando gratis porque son seducidos por la frase "pónganse la camiseta". A los artistas de Durango tal parece que solo les quedan dos caminos: vivir del salario del miedo o tener la dignidad de cobrar su trabajo. No solo de pan vive el hombre.
En el oficio del arte se llega lejos o nunca se da el primer paso. Por eso el orgullo del municipio de Guadalupe Victoria: Hernando Name es un garbanzo de a libra y un ejemplo de hasta dónde se puede llegar en lo que él sabe hacer: cine. Hace apenas unos cuantos días, a petición de Gilberto Jiménez y Memo Favela, José de la O Holguín y Carlos Medina, el IMAC aceptó hacerle un reconocimiento, por primera vez, al director de cine, de los pocos que tenemos en Durango. Muchos creemos que este reconocimiento se queda corto, que si bien es
merecido, no corresponde a la trayectoria y a todo lo que el director de cine duranguense le ha dado al cine mexicano. ¿Por qué no mejor de una buena vez un homenaje en serio? Que no se lo regalaríamos, y entre más pronto lo hagamos, mejor. Escuchando a Hernando contar sus vivencias y anécdotas como testigo y protagonista de la historia del cine en Durango, en México y en varias partes del mundo, podría, si el se lo propone, escribir sus memorias, que serían interesantes. Por ejemplo, nos podría decir cómo llegó la primera vez al mundo del cine durante los preparativos del filme Pluma Blanca, cuando el tenía apenas quince años, allá por 1954 que empezó como stunt man.
Leyó usted bien: Hernando Name participó, por primera vez en el cine en la mencionada película, con la que hoy estamos celebrando los 60 años del cine en Durango. No queremos pensar que fue una grave omisión de los organizadores para festejar los sesenta años de haberse filmado la primera película en Durango, no haber considerado a Fernando Name para esta conmemoración. Todos aplaudimos y estamos de acuerdo que hayan invitado a Miguel Alemán Velasco, el productor de Pluma Blanca, se lo merece, forma parte de la historia, porque, ya sabe usted, con dinero baila el perro. La pregunta es: ¿Le parece justo a usted que Hernando Name no haya sido una de las figuras en el pasado festival de cine mexicano en Durango? A reserva de lo que usted piense, a nosotros no. Nos da la impresión de que hay directores de cine de primera y directores de segunda, dice el refrán: No hay peor ciego que el que no quiere ver. Qué bueno que vino el gran Felipe Cazals, qué bueno que recordamos a nuestro José Revueltas por su novela El Apando, qué bueno que Cazals la filmó, qué bueno que estuvo con nosotros la crema y nata del nuevo cine mexicano y qué malo no haber invitado a Hernando Name.
Pero es de sabios cambiar de opinión. Hasta el 31 de diciembre serán, todavía, los 60 años del cine en Durango. Como director de cine, el hijo
predilecto de Guadalupe Victoria está más allá del bien y del mal. Conoció, convivió y trabajó con los monstruos sagrados de Hollywood que filmaron en Durango, con las y los artistas y con los íconos y mitos del cine mexicano, por ejemplo con el enorme actor duranguense olvidado Jorge Martínez de Hoyos, con el actor que tanto amó a Durango: Jorge Russek, etcétera. Muchos le deben a Hernando sus carreras y fama en el cine y la televisión, a cantantes hoy famosos les dio su primera oportunidad. Si no le hacemos a Hernando Name el homenaje que se merece, no tenemos por qué sentirnos orgullosos de los 60 años del cine en Durango. Honor a quien honor merece: el también cumple 60 años de carrera en el cine.
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