"Si Dios existiera, sería redondo"
-Juan Villoro, escritor
Hoy que todo el mundo habla de futbol, donde cada uno de los mexicanos, gracias al mundial, sacamos al entrenador que todos llevamos dentro, donde, una vez más, soñamos con ganar la copa de la FIFA que se disputa en Brasil. Solo porque Guillermo Ochoa se ha convertido en el salvador de México, cuando todos creíamos que era Peña Nieto, el portero mexicano elevado a algo divino debido a que los míticos brasileños no pudieron anotarle un gol, no tendrá por qué hacerlo mañana la selección de Croacia, inclusive si llegara a la final enfrentándose a Holanda o Alemania, de ese tamaño es la manipulación de Televisa y TV Azteca, haciendo una apología perversa de un deportista mexicano que es de carne y hueso, y que, como los toreros, puede cortar las orejas y el rabo en una buena tarde, pero no en todas.
Tal parece que las televisoras y los políticos durante lo que resta del mundial de futbol desean que nos olvidemos del México real y solo estemos pendientes de a qué hora se transmiten los partidos, mientras tanto, ¿qué hay detrás de todo esto? Veamos unos ejemplos: Hace unos días, en una entrevista con una cadena de televisión americana que se transmite en español, el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, declaró que México ganará la copa, lo cual nos hizo pensar: ¿También llegó el Pacto por México a las canchas de futbol de Brasil? Al menos Enrique Peña Nieto fue más modesto, solo dijo que llegaríamos a la final "porque tenemos una nueva generación de mexicanos jugando al futbol", ¿será que estamos viendo al nuevo tri en Brasil? En unos cuantos días lo sabremos, ¿o mañana lunes? Los políticos siempre están atentos a que algunos
deportistas, sean hombres o mujeres, que son en realidad garbanzos de a libra que destacan a nivel mundial para invitarlos a que se unan a su selecto club, ya sea en la cámara de diputados o en la de senadores, como a Jesús Mena, el de Gómez Palacio, que lo hacen el mandamás del deporte nacional, y nuestros deportistas, que se acostumbran al poder y la fama, caen en las redes que les tejen los políticos con fines electoreros, para obtener votos, y se vuelven tan ingenuos en ocasiones nuestros atletas metidos a políticos, que creen poder llegar a ser gobernadores en sus respectivos estados, ¡qué cosas tiene la vida, Mariana!
Como decía José Alfredo Jiménez: "Las cartas de la baraja tienen mucho parecido con algunas de las gentes" y así sucede con la política mexicana y el futbol. Vea usted: La clase política mexicana está organizada en partidos políticos, y están constituidos en una Asociación Civil que se llama "la partidocracia al servicio de México". La Federación Mexicana de Futbol tiene afiliados a todos los equipos de futbol profesional de México. El América podría ser el PRI; el León el PAN; las Chivas Rayadas del Guadalajara el PRD; el Querétaro el PT, los Jaguares de Chiapas, el Verde Ecologista; y los recién ascendidos Leones Negros de la UDG, Morena. Los partidos políticos, o mejor dicho sus cúpulas, deciden qué mujeres y qué hombres serán sus candidatos. La Federación Mexicana tiene su famosa pasarela, donde ellos también deciden a qué jugador vender y cuánto vale, a qué equipo se va, son una especie de chapulines, o, en ocasiones, parece una coalición, donde se transfieren jugadores a equipos determinados para que no corran el riesgo de irse a la segunda división. Si los partidos políticos tienen su Pacto por México, la Federación tiene su Pacto por el Futbol Mexicano, y todos felices. La otra analogía que tienen la política y el futbol mexicano es que las dos cosas son un gran negocio. La Federación Mexicana maneja el futbol y la clase política al país. Solo mencionaremos que en este Mundial, la Selección Mexicana
le representa a la cúpula que maneja el futbol, a Televisa y TV Azteca, algo así como 2 mil millones de dólares, a la clase política mexicana a través de los partidos políticos manejan miles de millones de pesos al año, sin contar los miles de millones que se gastan en las cámaras, y, mejor, como "amarte duele", ahí le dejamos. No sin antes mencionar que todo el negocio que representan la clase política y el futbol mexicano, la pagamos nosotros. ¿No es algo así como "amores perros"?
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