Los artículos de Álvaro Sanjuán son publicados los viernes y domingos en El Sol de Durango
viernes, 22 de junio de 2012
¿En qué se parecen el IFE, la PROFECO y la FEPADE?
“Te pareces tanto a mí, que no puedes engañarme”
-Juan Gabriel, compositor
El origen del IFE, políticamente hablando, es, sin duda alguna, por el fraude en contra de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988. El objetivo del Instituto Federal Electoral es fundamentalmente que las elecciones en México no dejen la más mínima duda de que hubo fraude, garantizar una jornada electoral transparente, donde el voto de los ciudadanos se respete y que les garanticen que votarán libremente. La PROFECO nace con la sana intención de que los consumidores tengan derechos frente a los que se conocen como prestadores de servicios. Sin embargo, la realidad es que en los hechos sólo es una instancia de conciliación y no tiene facultades ejecutorias. La Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales, FEPADE, se origina para investigar todo aquello que es considerado, de acuerdo a la ley, un delito electoral. Por ejemplo, la compra del voto en sus diferentes modalidades, como sería dar dinero a cambio de “guardar” una credencial de elector, ya sea por $500 o $1000, amenazarlos con despedirlos de sus trabajos si no votan por su candidato o por su partido. Claro que no hay que pasar por alto que si usted pone una denuncia en esta dependencia, tiene que comprobarlo, y como dijo “Cantinflas”: “Ahí está el detalle”.
La pregunta que nos hacemos los ciudadanos es: ¿Para qué nos sirven este tipo de instituciones, que nos cuestan tanto dinero de nuestros impuestos? Desde su fundación, el IFE, hace 22 años, al día de hoy, ha perdido su esencia, no lo integran ciudadanos, más bien, ha sido secuestrado por el poder y la partidocracia. En el transcurso de ese tiempo, el Instituto Federal Electoral, ha manejado 148 mil millones de pesos, millones que son repartidos entre los partidos políticos, consejeros con sueldos que ofenden y una burocracia privilegiada. Hoy, los partidos políticos, los políticos, las encuestadoras y el IFE tienen un grave problema: la credibilidad. El IFE tiene una espléndida respuesta cuando se le cuestiona: “Nosotros sólo cumplimos la ley que está contemplada en el COFIPE, la función del Instituto es sólo organizar las elecciones, y algo más: si tienen que reclamar, nosotros no tenemos la culpa, las leyes las hacen y las aprueban los diputados” Más claro, ni el agua. Y con tristeza vemos que tienen razón. Si un candidato o partido viola el COFIPE, el único trabajo del IFE es de carácter administrativo. Vea usted. El tope de campaña para los candidatos a la presidencia es algo así como 366 millones de pesos, si uno de ellos se gasta digamos 1500 millones de pesos, no le sucede nada. Lo más que le puede pasar es que lo amonesten de manera pública y le apliquen una multa. Hoy, el IFE asegura que es imposible que haya fraude el día 1° de julio. Si nos atenemos a lo que significa la palabra imposible, quiere decir que no habrá fraude, y que usted y yo el primer domingo de julio, después de las once de la noche ya sabremos quién será el próximo presidente de México, que no habrá problema post electoral, que ya no se repetirá nunca más un 1988 o un 2006.
Desde el punto de vista del IFE, ya no será necesario que el TRIFE decida quién es el próximo presidente, qué bueno que el Instituto Federal Electoral en esta ocasión ya nos lleve al primer mundo de la democracia, como son, por mencionar algunos países, entre ellos Suiza, Suecia o Francia. Donde al otro día de las elecciones, todo mundo se va a sus trabajos y hace su vida normal. Nadie va a alguna instancia a interponer un recurso por la forma en que se desarrolló la elección. Pero no hay que olvidar que vivimos en México, y que una cosa es lo que dicen las leyes y otra lo que hacen los que tienen el poder. Otro elemento fundamental de nuestra democracia es la FEPADE, la encargada de investigar todas las denuncias que impliquen una presunta violación a las leyes electorales. Si hacemos un balance en este contexto, no encontramos por ningún lado a nadie de importancia que esté pagando por haber violado dicha ley electoral. Aquí en Durango, no hace mucho, el PRI denunció en su momento al hoy candidato a diputado federal por el distrito 01, Rogelio Alonso Vizcarra, y a José Rosas Aispuro, por haber utilizado un helicóptero propiedad del Seguro Social con fines electorales. Hasta el día de hoy, la sociedad duranguense no sabe qué pasó, ojalá que Esteban Villegas nos diga si se sigue investigando o ya se archivó como se acostumbra.
El otro caso que es competencia de la FEPADE, es la denuncia que presentó Gonzalo Yáñez por la distribución de unos volantes en su contra, que de acuerdo al candidato por el PT al distrito 04, es un delito electoral, denuncia que por cierto va dirigida a quien o quienes resulten responsables. Si la FEPADE quisiera investigar en serio, sin duda daría con los responsables en cuestión de horas, pero sabemos que no será así. Qué lástima que en Durango nos parezcamos a la novela “La Hojarasca”, del premio Nobel de literatura, Gabriel García Márquez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Seguidores
Datos personales

- Álvaro Sanjuán
- Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario