viernes, 24 de noviembre de 2017

“México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”: Porfirio Díaz



Nuestras relaciones con el vecino país siempre han tenido consecuencias dolorosas para el nuestro. Gracias a los territorios que perdimos, ellos son considerados uno de los países más ricos del mundo, Texas y California son tan solo un ejemplo. Los gobiernos de Estados Unidos se han quedado con la doctrina Monroe: América para los americanos. México históricamente ha estado bajo la sospecha de que obedecemos las consignas de Washington, como quedó documentado cuando fue embajador Henry Lane Wilson, quien operó el derrocamiento del presidente Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, plan elaborado en la Casa Blanca en aquellos años, sin embargo hay que reconocer que México ha obtenido victorias diplomáticas importantes en contra de los intereses americanos gracias el presidente Lázaro Cárdenas, cuando expropió las compañías extranjeras, en su mayoría norteamericanas. Gustavo Díaz Ordaz se negó a romper relaciones diplomáticas con Cuba cuando fue expulsada de la Organización de Estados Americanos, a petición del gobierno de Washington.
No podemos pasar por alto la injerencia de los intereses norteamericanos en la política interna de nuestro país. Como consecuencia de ello, existe la creencia popular que desde la Casa Blanca deciden quién será el presidente de México, cierto o no, ese es el sentir de la mayoría de los mexicanos. ¿Será por eso que hoy existe la percepción de que se repetirá otra vez en la elección presidencial de 2018? Columnistas en medios nacionales, opinan que se le está haciendo bolas el engrudo a Enrique Peña Nieto,
porque, supuestamente, por indicaciones de Los Pinos los priístas ya le habían puesto la alfombra roja al Secretario de Hacienda para destaparlo este mes de noviembre. Se dice que como Agustín Carstens dejará la presidencia del Banco de México, Donald Trump quiere que Antonio Meade se quede al frente de esa institución para garantizar “la estabilidad económica del país” y que sea Miguel Osorio Chong el candidato del PRI a la presidencia de México. Cheque usted. En la casa blanca, según se dice, tienen unas encuestas en las que está arriba el secretario de gobernación del secretario Meade y, según se ha filtrado, también las tienen en Los Pinos. Pero ya lo dijo hace pocos días Enrique Peña Nieto “las encuestas no significan nada, son especulativas, lo que cuentan son los ciudadanos”. Lo que el presidente Peña quiso decir que aunqe Antonio Meade vaya abajo en las encuestas, él será el candidato.
¡Lástima, Margarito! Si Peña Nieto no cambia de candidato, pondrá en riesgo el final feliz del complejo Tratado de Libre Comercio. El presidente de México se encuentra ante el dilema shakespeariano de ceder o no ceder. Mucho se comenta, de ser cierto lo que se ha publicado en la prensa nacional, la intervención de Donald Trump resultaría abiertamente cínica y perversa, es una provocación no solo al gobierno, lo es también a todos los mexicanos. Sería una vergüenza que Donald Trump ponga de rodillas no solo al presidente Peña, sería también poner de rodillas al pueblo de México. Si en pocos días Antonio Meade es nombrado el nuevo presidente del Banco de México, se confirmará lo que hoy es solo un rumor que recorre todo el país. Sin conceder que sea cierto, entonces, Donald Trump sería el gran elector de la decisión del PRI, solo nos faltaría que su famoso yerno fuera el coordinador de la campaña de Miguel Osorio Chong. En el fondo, deseamos que todo sea una novela de
humor negro o una pesadilla, producto de los profesionales del rumor que existen en este país y que tienen un gran poder para hacerlos.
Por eso tal vez las declaraciones de Luis Videgaray. Hace unos días tuvo que salir a defender a Peña Nieto, a decirles a diplomáticos y empresarios las virtudes y cualidades del gurú y posible candidato del PRI. Por salud pública, social y política, la elección del priísta que compita en las elecciones presidenciales debe quedar libre de toda sospecha, si llegara a suceder en este momento en que el PRI anda por la calle de la amargura por la culpa de Andrés Manuel López Obrador, andará más si le dan al tabasqueño el pretexto que está buscando para darles la estocada final el primer domingo de julio de 2018. ¿Qué será primero? ¿La llegada de Antonio Meade al Banco de México o su anuncio oficial de como candidato del PRI a la presidencia de la República?



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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.