Como ningún otro partido, el PRI a nivel nacional y local, tiene el enorme reto de recuperar en 2022 la gubernatura que perdió en 2016 aquí en Durango, y el de repetir en Los Pinos otro sexenio. ¿Lo lograrán? los priistas locales, para regresar como Douglas MacArthur al Bicentenario, necesitan, primero, no perder la mayoría en el Congreso del Estado; ganar mínimo dos distritos federales; así mismo, que su fórmula para el Senado resulte la ganadora para dejarles solo un escaño a los de enfrente y; culminar con dos senadores de mayoría relativa , uno de minoria porque de otra manera no se ve por dónde logren sus propósitos políticos. Para este reto necesitan de dos figuras ganadoras y con ello empezar el regreso al Bicentenario. Es ahora o nunca, si no aprendieron de la derrota de 2016, será mejor que vayan haciendo sus maletas en busca de un mejor destino.
En política como en muchas otras cosas se es indispensable, pero no necesario. Por mucho tiempo, las élites del PRI local dependieron totalmente del gobernador en turno de su partido, la analogía, aunque con sus matices, es válida. Es el mismo modelo a nivel nacional, dependían del presidente de la República como ahora lo hacen de Peña Nieto, pero a nivel estatal se siguen peleando porque su exjefe político se equivocó de candidato. No sabemos si la figura del senador Ismael Hernández Deras sea suficiente para poner en orden a los priístas locales. Da la impresión de que no han superado sus heridas. Los grupos al interior del partido reclaman la parte del pastel que les corresponde, y si no es así, amenazan con irse a MORENA. Parece que el destino político vuelve a juntar a Leticia
Herrera y a Ismael Hernández Deras. La presidenta municipal de Gómez Palacio y el senador por Durango y líder nacional de la CNC serán el fiel de la balanza para quienes sean el hombre y la mujer que aparezcan como senadora y senador en las boletas del primer domingo de julio, y para que no haya divisiones ni rencores, podría suceder lo mismo a la hora de definir los distritos federales: dos para La Laguna y dos, como dijo la clásica, para los “duranguitos”.
Otro que podría tener peso político en su momento es la figura de Rubén Escajeda Jiménez, Secretario General de la CNC nacional y ratificado hace unos días como el presidente de la Comisión de Procesos Internos del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Escajeda Jiménez toda su vida ha pertenecido al sector campesino, cuando ha sido diputado federal ha hecho gestiones para beneficiar a su sector. Cuando estuvo encargado del despacho de la CNC, recorrió todo el país, operó de manera positiva conflictos en varios Estados de la República, lo cual le dio tranquilidad política a la organización. En la responsabilidad que ahora tiene en el Comité Ejecutivo Nacional de su partido, lo antecedieron personajes como Jesús Murillo Karam, Fernando Gutiérrez Barrios, Joaquín Codwell y Rodríguez Barrera, entre otros. En la liturgia priísta, cualquiera sabe que los puestos que acaban de estrenar Ismael y Rubén fueron palomeados por Enrique Peña Nieto, en el Partido no se llega a las grandes ligas sin el visto bueno del que manda en Los Pinos.
Los priístas locales, si quieren seguir con vida, su objetivo más importante debe ser seguir como mayoría en el Congreso. La premisa es muy sencilla: ellos son la oposición en la actual legislatura, sí, pero son mayoría. Ahí está la clave, no solo ser el
equilibrio político entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, también lo es para saber cuándo decir sí y cuando decir no a una propuesta del Ejecutivo. Al gobernador del Estado en momentos cruciales le ha hecho mucha falta haber ganado también la mayoría en el Congreso, de haber sido así, hoy tendríamos fiscal anticorrupción y no estaría en riesgo su propuesta que le aprueben a Ruth Medina Alemán como la nueva fiscal del Estado.
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